04 nov 2011 La bossa o la vida
Ya lo decía el compadre: «Esta vida es loca, loca». Rajoy y Rubalcaba deben hablar de la crisis y del paro pero lo tienen que hacer de tal manera que: a) se les entienda sin que se les comprenda; y b) no se les ponga el perfil griego, que es muy feo y produce cagalera. ¡Qué tiempos aquellos en que se podía hacer campaña hablando de la guerra de Iraq y del matrimonio gay! La bolsa o la vida, he ahí el dilema del guionista. Los asesores de los actores prefieren que se hable de la vida antes que de la bolsa, porque el idiolecto de los economistas no es exactamente Viagra en polvo. La solución clásica para resolver las angustias de este tipo es prometer la creación de puestos de trabajo, como hizo González durante el paleolítico. Es un método chapucero pero causa impresión.
Entre la bolsa y la vida, si la representación pierde gas, nunca falla meter un poco de Catalunya. Porque en Catalunya se fusionan mejor la vida y la bolsa, la barretina y la panoja, el sentimiento y los intereses, la tenora y aquello que no suena. El PP y el PSOE saben que no hay nada como un poco de Catalunya para introducir ritmo, y competir a ver quién la tiene más larga. La subasta entre nacionalistas catalanes es de chicha y nabo al lado de la subasta entre nacionalistas españoles, siempre con permiso de Peces-Barba.
Con todo, no me quedaría tranquilo si no les confesara que mi vida (que no mi bolsa) ha cambiado radicalmente después de haber visto el vídeo electoral de Carme Chacón. Y pensar que yo me creí que Sex and the city no sería nunca superada.