24 sep 2012 El final dels temps
García-Margallo, ministro de Exteriores, entrevistado ayer en La Vanguardia, sigue hablando de la hipótesis del divorcio Catalunya-España. Muy bien, el debate debe tener un abordaje internacional. Hace unas décadas, sólo se habrían pronunciado el ministro de Defensa y el del Interior. Hoy, el jefe de la diplomacia menciona a Cambó para cerrar el tema, aunque reconoce que ha llovido mucho desde 1927. ¿En qué quedamos? Que un diplomático exhiba una bibliografía tan obsoleta sobre Catalunya es muy revelador. ¿Cómo quieren entender lo que pasa si todavía echan mano de Cambó?
De las respuestas del ministro, la que me ha hecho más gracia es una en la cual, a propósito de la adhesión de nuevos miembros a la UE, recuerda que se mantiene la unanimidad para aceptar la entrada de cualquier Estado en el club de Bruselas y añade que «así será hasta el final de los tiempos». La expulsión de Catalunya de la UE y del euro es el segundo gran argumento que se pone encima de la mesa para contrarrestar las tesis soberanistas. El primer argumento, vinculado al otro, es la decadencia económica y social que -aseguran- castigará, como una plaga bíblica, a la sociedad catalana por haber osado romper un matrimonio tan bonito. Los defensores del statu quo quieren introducir la duda razonable en unas clases medias que sienten una ilusión nada improvisada por la posibilidad de reconfigurar el marco de poder en el cual viven y pagan unos impuestos que no retornan -por cierto- en la justa proporción.
No puedo quitarme de la cabeza la frase más esotérica del ministro, digna de los cuentos infantiles: «Así será hasta el final de los tiempos». Según este enunciado, la vida colectiva se ha detenido eternamente y la historia de Europa ha entrado en una fase de inmovilidad absoluta. El mensaje es claro: catalanes, no tenéis más remedio que aceptar lo que hay. Por los siglos de los siglos. Pero «el final de los tiempos» es un concepto más propio de teólogos que de gobernantes. Los científicos nos han explicado que el universo está en expansión y que cambia constantemente. Las estrellas de las galaxias nacen, viven y mueren, como todas las instituciones creadas por los hombres desde el paleolítico.
Pronto habrá elecciones y se hablará de los ciudadanos como electores. Antes de que entremos en el vértigo de unos comicios históricos, quiero ayudar al ministro a leer bien los acontecimientos. La revuelta catalana de estos días es una revuelta de consumidores, muy característica de nuestra época. El producto España ha dejado de ser útil a una parte central de la sociedad catalana. La manifestación de la Diada muestra la fuerza de los consumidores, ni más ni menos. Y hoy ningún producto es ya para toda la vida: ni el automóvil, ni la vivienda, ni el banco, ni el matrimonio. El final de los tiempos lo marca cada uno, afortunadamente.