26 nov 2012 No compren el pla B de Mas
La apuesta de CiU y Artur Mas para salir del atolladero autonómico no prosperó ayer en las urnas. Era una propuesta audaz para intentar cambiar el statu quo con el objetivo de superar la precariedad económica y competencial de una Catalunya a la que el trato de los gobiernos de Madrid ha situado en una situación insostenible.
La oleada soberanista que significó la manifestación multitudinaria del Onze de Setembre ha servido para que ERC se haya recuperado espectacularmente y logre ser la segunda fuerza del Parlament, como pretendía. Por otro lado, los partidos que se comprometieron a convocar un referéndum sobre un eventual Estado catalán tienen mayoría en la Cámara, extremo que, obviamente, deberá ponerse en relación con el tipo de Govern que se acabe constituyendo. Los socialistas caen como se auguró y la movilización unionista beneficia a Ciutadans, no al PP.
Hay preguntas, muchas preguntas. ¿Castigan a CiU por los recortes, por no decir la palabra independencia o por romper con el pujolismo clásico? ¿Por qué el soberanismo no confía en Mas para liderar un proceso secesionista? ¿Se enfocó adecuadamente la campaña convergente? ¿Hasta qué punto la guerra sucia de algunos medios contra el president ha hecho mella en el electorado? ¿Se menospreció el impacto de los discursos del miedo sobre la gente?
Dos cosas son ciertas a día de hoy: el liderazgo de Mas se ha debilitado pero el candidato de CiU sigue siendo el dirigente más relevante del campo nacionalista catalán y el que está llamado a formar nuevo Govern, tarea harto complicada. ¿Será posible un Gabinete de coalición de CiU con otras siglas? ¿Cómo se combinará la agenda de gestión dura de la crisis con las propuestas soberanistas, en caso de que estas no sean aparcadas? Tras una campaña tremendamente dura, ¿cómo será la interlocución entre el presidente catalán y Rajoy?
La ciudadanía no ha comprado el plan B de Mas pero volver al plan A es -me parece- imposible, a menos que se quiera que el Govern de Catalunya acepte la clásica componenda que únicamente aplazará la cuestión durante tres, cinco o diez años. Aunque Mas declaró ayer que la suma por el derecho a decidir es indiscutible en el Parlament también remarcó que la mayoría social para lograr un Estado catalán requiere todavía mucho trabajo. ¿Vaso medio lleno o vaso medio vacío? Ambigüedad.
El mundo catalanista ha mutado hacia el soberanismo pero ello no se ha consolidado en las urnas. Una vez pase la alegría por lo accesorio (Junqueras jefe de la oposición y aparición de la pureza juvenil de la CUP), se verá que el retroceso del espacio central nacionalista de CiU debilita el camino de una consulta para un Estado catalán.