ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Amb bona lletra, sobretot
4739
post-template-default,single,single-post,postid-4739,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

04 ene 2013 Amb bona lletra, sobretot

Estos días se escribe mucho, y lo hacen los más pequeños del hogar. La operación de escribir la carta a los Reyes Magos es muy importante y pide preparación, atención, esfuerzo, muchas correcciones y, sobre todo, buena letra. Escucho en RAC1 que el colega Jofre Llombart se escandaliza porque, en Barcelona, se invita a los niños a hacer llegar las peticiones a sus majestades mediante tabletas electrónicas y otras máquinas. Todos sabemos que los Reyes y las compañías telefónicas (sólo en caso que ustedes quieran darse de baja) tienen protocolos muy estrictos y no hacen mucho caso de correos electrónicos, SMS, whatsapps, tuits y otras expresiones. La escuela contemporánea se pregunta constantemente por el buen uso de las nuevas tecnologías pero Melchor, Gaspar y Baltasar no han sido influidos todavía por los teóricos de las aulas 2.0 y los pedagogos tecno-eufóricos, lo cual no les impide -paradoja bonita- regalar consolas, videojuegos y otras maravillas.

Estoy de acuerdo con el amigo Llombart. Escribir la carta a los Reyes, de puño y letra, es una de las pocas cosas serias que se pueden escribir en la vida, después del testamento, las listas para el supermercado y los versos de cuando se casa un amigo. La tarea no se puede despachar en pocos minutos, hay que poner todos los sentidos, y el concurso de los padres acostumbra a ser importante. Los progenitores deben ayudar a las criaturas a dar con la manera de captar la atención de unas personalidades tan ajetreadas y acostumbradas a leer todo tipo de misivas, en todas las lenguas del mundo, incluidas las que algunos querrían convertir en asignatura de tercera regional optativa. Los padres saben que las cartas a los Magos, como las cartas de amor, forman parte de un género muy antiguo que tiene la enorme capacidad de renovarse periódicamente sin hacer ruido y sin que los críticos apocalípticos -como hacen con la novela- lo den por muerto dos o tres veces cada década.

Se dice que Melchor, Gaspar y Baltasar entienden todas las letras por enrevesadas que sean, como la clásica letra de médico, que siempre me ha fascinado. Como niño que tuvo una letra no siempre inteligible (y que, además, era zurdo), este detalle me tranquilizaba mucho, pero quizás me relajé demasiado. Después, me he dado cuenta de que no hay cosa tan molesta como tener que descifrar una nota propia. En todo caso, se recomienda ser cuidadoso cuando se redacta la carta a los Reyes, nunca se sabe qué ayudante la abrirá y qué tipo de emociones producirá nuestra caligrafía. Y no pongan tippex para corregir los errores, es poco elegante y hace que los camellos se cansen a causa del sobrepeso.

Escribir nos ayuda a pensar, más que al revés. Las cartas que los Magos recibirán mañana por la noche son el único best seller que nunca tiene precio.

Etiquetas: