La escena tiene lugar en un reservado de un buen restaurante. Dos hombres con poder hablan sobre el presente. No son jóvenes pero no se tienen por viejos. Hace meses que los mapas ya no les sirven.

-Si el reparto del déficit no trata del todo mal a la Generalitat, empezará a bajar la tensión aquí. Es verdad que Rajoy lo tiene complicado, pero ellos saben que hay que dar algo para…

-Hombre, pero los autonómicos del PP ya han puesto el grito en el cielo. Además, cada presidente de comunidad trata de no perder la silla.

-Hay que confiar en que, pronto, encontrarán la fórmula. Se juegan -nos jugamos- demasiado. Este no es Aznar y no quiere pitote.

-¿Y la ley de Wert? Tengo a todos los hijos en pie de guerra y, ahora, hasta la mujer quiere poner la estelada en el balcón… ¿No ven que así nos haremos daño? ¿Y toda esa comedia de Aragón? Son burradas que sólo alimentan el calentón. ¡Y lo de la Divisón Azul! ¿Nadie vigila?

-Wert se quemará y…

-Pero la gente no es idiota: Wert hace lo que Rajoy le permite, ya nadie se traga que un ministro haga y deshaga por su cuenta. Con eso de la escuela y el catalán el PP envía señales contrarias al diálogo. Además, ahora ya no es como cuando tú y yo empezamos: mis hijos hablan inglés perfectamente y su obsesión es ampliar las exportaciones al Este de Europa y a los países asiáticos. Madrid no les va, lo que les gusta es viajar a Londres y Nueva York.

-Hay que entender la táctica de la Moncloa: para plantar cara a los barones en asuntos de cartera debe permitir que marquen paquete con la bandera, y eso es la lengua, la escuela y todas las concesiones a la Conferencia Episcopal. Se trata de mantener contenta a la parroquia más rancia, no vayan a votar a Rosa Díez o un Blas Piñar que caiga en gracia.

-¡Y Rubalcaba, pobrecito, pica el anzuelo y dice que revisará los acuerdos con la Santa Sede! Hay que ser tonto…

-Los socialistas no dan pie con bola. Después de las desgracias de Zapatero todavía no han encontrado su lugar. Añoro a hombres como Solana.

-Puestos a añorar, yo querría resucitar a Tarradellas. Qué talento tenía para aquel teatro con los capitanes generales, como si mandara de verdad.

-Sí chico, parecía que mandaba y no mandaba una mierda. En cambio, Mas se ha creído que manda y nos ha metido en un enredo de mil narices. Y no se le puede decir nada, porque te mira distante y te recita cifras y más cifras de incumplimientos de Madrid. Y te recuerda que él tiene un compromiso con la gente que le ha votado.

-¿Y qué haremos, si no baja del burro?

-Nada. Debemos tener preparado el día siguiente, para cuando el personal se canse de montar festivales separatistas cada fin de semana y sólo piensen en el paro y los recortes.

-No estoy tan seguro. Con o sin consulta, el problema no se disolverá.

-Tranquilo, la oleada se llevará a los que la han alimentado, Mas será el primero.

-¿Y si se nos lleva a nosotros? No lo descartes, amigo.