08 dic 2014 Deixar-ho a mitges
Artur Mas tiene una sólida formación de base cultural francesa. No sería extraño, por lo tanto, que conociera la frase siguiente, que extraigo de las voluminosas memorias de Chateaubriand: «Los que hacen revoluciones a medias no hacen sino cavarse una tumba». Oriol Junqueras, en cambio, fue alumno del Liceo Italiano y, a pesar de ser hombre de muchos y varios conocimientos, quizás no tiene presente esta máxima del aristócrata que contempló el nacimiento de la era democrática con una lucidez sólo comparable a su escepticismo. Donde dice revoluciones pueden leer también revueltas. La advertencia parece útil para cualquier situación histórica en la cual sea imprescindible tener muy presentes las debilidades propias tanto como las fortalezas del adversario. También las debilidades que no lo parecen porque el error del campo contrario las relativiza sistemáticamente.
Se habla mucho estos días, sobre todo en el mundo soberanista, de generosidad. Entiendo que la palabra quiere sugerir que todos los implicados renuncian a una parte de sus intereses para alcanzar un bien colectivo. Dicho esto, creo que insistir en la generosidad no extirpa las desconfianzas, más bien las incrementa. Porque plantea la negociación en el terreno de una cesión altruista cuando, de hecho, el debate de fondo reclama más inteligencia que otra cosa. Una vez se asume que la distancia entre las direcciones de CDC y ERC es muy grande, lo que hay que poner encima de la mesa es el principio de necesidad. Brevemente: ¿Cuál es la fórmula que aseguraría una victoria de las formaciones partidarias de la independencia en unas plebiscitarias? No hay encuestas definitivas sobre el asunto. Los que quieren lista unitaria y los que quieren listas separadas se mueven por impresiones, intuiciones. Es una apuesta de alto riesgo, se haga una cosa u otra.
Entornos próximos a ERC dicen ahora que lo que genera más rechazo en el momento de imaginar una lista unitaria es que CiU está afectada por casos de corrupción y que eso restaría muchos votos, porque Mas no deja de ser el líder convergente a pesar de su coraje ante Madrid. Es un buen argumento (tanto como el de la competencia de quien gobierna), pero invita a una reflexión demoledora: si las sombras de corrupción son tan determinantes a la hora de preguntar si desconectamos o no de España, había que haberlo expresado antes. Mucho antes, por ejemplo en el 2012. Si el factor corrupción es superior a la necesidad estratégica de unidad, tampoco se puede esperar mucho de un Govern de concentración como el que propone Junqueras. Para entendernos, y de acuerdo con esta peculiar lógica: CDC sólo es buena cuando aporta nuevos independentistas al proceso. Queda claro, pues, cual sería el principal asunto de debate en una campaña con listas soberanistas separadas. Sánchez-Camacho, Iceta y Rivera ya se frotan las manos.