10 abr 2015 S’esgoten les idees
El mismo día que el cuerpo de Mossos d’Esquadra llevaba a cabo, por mandato judicial, una operación importante contra el terrorismo islamista en Catalunya el ministro del Interior insinuaba conexiones entre una fundación vinculada al partido del president Mas y entornos yihadistas. Ayer pareció que rectificaba, después de haber reiterado la mencionada insinuación de manera contundente durante todo el miércoles. Si por un momento –sólo uno- me tomo seriamente la demagogia de Jorge Fernández Díaz, me ataca la duda: ¿El ministro quiere advertir al soberanismo de una eventual infiltración yihadista? ¿Quiere proteger a los musulmanes catalanes de la manía independentista? ¿O, quizás, quiere sugerir ante observadores terceros que se está incubando una alianza diabólica entre los de la estelada y los que invocan el nombre de Dios para la guerra santa? La República Islámica de Catalunya da más miedo que la República catalana sin adjetivos, deben pensar algunos brillantes estrategas de Madrid.
El esquema de estas declaraciones tan peculiares pretende insistir en una idea –perversa y malintencionada- que la misma existencia del cuerpo de Mossos d’Esquadra como policía integral y eficiente desmiente con los hechos: una Catalunya fuera del Estado español sería un peligro enorme para la seguridad europea y mundial, porque los terroristas islamistas, los narcotraficantes y las mafias de todo tipo camparían libremente entre nosotros dado que el Estado catalán sería poco menos que un Estado fallido, expulsado –como decía otro ministro- al espacio sideral por los siglos de los siglos. Que eso se diga cuando Mas está de viaje a EE.UU. es una coincidencia que vale la pena subrayar. No es ningún secreto que los tours del presidente catalán para explicar el proceso soberanista ante auditorios extranjeros son una de las cosas que más irritan al Gobierno Rajoy y que más nervios provocan en la maquinaria del Estado. Es comprensible que un político que siempre aparece en pantallas de plasma tema el estilo de un líder que da la cara y acepta preguntas.
Si yo fuera un catalán de renombre –un miembro distinguido, por ejemplo, de la clase dirigente económica- partidario de que Catalunya continuara dentro de España, no podría aplaudir la estrategia del ministro de mezclar soberanismo y yihadismo, porque es tan chapucera que resulta contraproducente para los intereses de los que quieren frenar el independentismo. Como lo fue la filtración de informaciones falsas sobre el patrimonio del alcalde Xavier Trias. ¿No hay nada mejor en el manual de batalla del unionismo oficial? Faltan todavía muchos días para el 27-S y el argumentario de guerra mejorará. Pero las ideas parece que se agotan: primero era ETA, ahora es el yihadismo. El próximo episodio, serán los extraterrestres.