13 sep 2015 Mobilitzats i malhumorats
Para una parte importante de la sociedad, el 27-S es la oportunidad histórica de abrir la puerta a la creación de un Estado catalán independiente para dejar de vivir en un Estado en contra. La reacción a esta realidad por parte del Gobierno de Mariano Rajoy, de los poderes de Madrid, del PP y del PSOE es tan retrógrada como ineficaz: intensificar el menosprecio y el maltrato a una ciudadanía que ya ha desconectado mentalmente. La campaña pone en evidencia la asimetría que se deriva de esta estrategia: las dos candidaturas independentistas ofrecen un proyecto que ilusiona a mucha gente mientras todas las fuerzas unionistas (más allá de los matices) sólo emiten una mezcla malhumorada de amenazas, negros augurios, insultos y llamamientos a la paciencia. Ante el proyecto de la independencia nadie defiende con inteligencia, argumentos y alegría el continuar en España.
La movilización es la clave de la victoria. A día de hoy, todos los potenciales votantes soberanistas están movilizados y motivados. En cambio, el principal problema de los contrarios a la secesión es no haber movilizado lo bastante a su posible parroquia. Al negar el carácter plebiscitario del 27-S, el PP, el PSC, C’s y el resto se han marcado un autogol antológico. Los unionistas llegan tarde y les cuesta corregir. Por eso están nerviosos y confían en que el TC y la guerra sucia mediática -muy evidente- puedan darles unos puntos de regalo. Madrid y el sucursalismo han cometido el peor error: no tomarse seriamente la voluntad de miles de personas.