26 oct 2015 Un vestit a mida
Miquel Iceta ha declarado que CDC no puede aducir que el Estado le investiga para frenar el proceso porque no hace lo mismo, en cambio, con ERC ni con la CUP. La falacia es de manual. Pero lo que interesa es advertir que Iceta se ha olvidado de un adverbio: todavía. Porque llegará el día en que policía y fiscales investigarán a ERC y la CUP. ¿Será por corrupción? Por lo que sea.
Pensar que eso no funciona así es ser ingenuo o no entender nada. Si tienes el Estado, le haces un traje a medida a tu enemigo, con todas las herramientas al alcance. Y el soberanismo es el enemigo del Estado español. El traje a medida de CDC es la utilización partidista de la corrupción; es fácil de hacer porque los convergentes han gobernado durante décadas y han participado de un sistema opaco de financiación de los partidos. Para la CUP, el traje a medida será otro, y no hace falta ser muy listo para prever que será el terrorismo, a partir de las relaciones con la izquierda abertzale. Y a ERC, ¿qué vestido le hará el Estado? Uno distinto, quizás mezclándolo todo.
Dado que la política la hacen humanos y no ángeles, el Estado puede desenterrar lo que quiera, para presentarlo como delito. O difundir falsedades, como se hizo con Trias, o con Mas en 2012. No importan ni la verdad ni la justicia, sólo lograr que los informativos abran con imágenes del enemigo esposado. Una imagen vale más que mil argumentos. Maniobra sencilla: asociar soberanismo a corrupción, a terrorismo, a lo que haga falta. Nadie está a salvo.
Eduard Voltas se me ha adelantado con un artículo muy lúcido en Mon.cat. El colega expresa una idea, dirigida sobre todo a ERC y a la CUP: «No era muy difícil imaginar que un partido del sistema, un guardián del orden durante tres décadas, habría participado de una manera u otra de los grandes vicios del sistema. Y no era muy difícil imaginar que si este partido de orden se saltaba el guión y se apuntaba a las filas del desorden, el Estado haría flotar la mierda». Por lo tanto, como dice Voltas, «haberlo pensado antes». En 2012, cuando CDC vira hacia el soberanismo, republicanos y cuperos ya sabían lo que había. Servidor lo había explicado de otra manera: hay una contradicción insalvable del proceso; el camino no se puede hacer sin lo que representa CDC pero eso lastra el soberanismo con adherencias tóxicas del viejo mundo autonómico. Conclusión: hacía falta blindarse -desde el minuto cero- contra la tormenta de porquería o anunciar que la independencia sólo se haría el día en que todos fueran inmaculados como una virgen.
Tengo escrito que CDC debe proceder a la demolición antes de refundarse. El daño es demasiado grande. Pero también es innegable que -una vez estamos donde estamos- dejar que las maniobras del Estado dividan al soberanismo y nos lleven al fracaso del proceso sería un final propio de aficionados.