22 dic 2015 Segona volta encoberta
Los rebotes de las elecciones generales sobre el proceso soberanista catalán han convertido los comicios del domingo –quiérase o no– en una especie de segunda vuelta encubierta y correctora de las plebiscitarias del 27-S. A la hora de leer los resultados es inevitable hacer comparaciones en este sentido, aunque se votaban cosas muy diferentes en cada caso. Que la cuestión catalana desapareciera de la campaña de los grandes partidos no sirve de excusa para simular que un escenario no influye en otro. Y eso sucede a pesar de que el gran artefacto del soberanismo central –la coalición Junts pel Sí– no podía votarse anteayer, y aunque la CUP no tomó parte en los comicios, imitando a los niños cuando se tapan los ojos para decir que ha desaparecido lo que les da miedo o no les gusta.
La paradoja es que los diecisiete diputados independentistas que han obtenido ahora republicanos y convergentes (por cierto, los dieciséis diputados de CiU que encabezaba Duran en 2011 eran representantes de una opción autonomista) quizás podrían tener más papel en la gobernabilidad española de lo que inicialmente se habían imaginado, vista la nueva aritmética diabólica de la Cámara baja. Es innegable que los caminos del independentismo que acepta jugar en la metrópoli son embrollados y tortuosos, como demuestra el caso del SNP escocés en la Cámara de los Comunes. Soy extremadamente escéptico sobre la posibilidad de un referéndum como el que –en teoría- defiende Podemos, pero ningún soberanista con escaño en Madrid puede actuar como si esto no hubiera sido formulado. Ahora bien, no nos engañemos: los poderes del Estado y la cultura política dominante no han cambiado de un día para otro.
Y después de la paradoja tenemos la broma y el carnaval de los puros. La opción que se ha negado a tomar parte en los comicios y propugnaba la abstención es la más sucursalista al interpretar el 20-D. Son los misterios de los más coherentes entre los coherentes. La CUP –que siempre es tan lenta tomando decisiones- se pronunció inmediatamente la noche del domingo, mediante un comunicado de su secretariado nacional para proclamar que “ante los buenos resultados de las formaciones de izquierdas y progresistas independentistas y autodeterministas, la CUP emplaza a Junts pel Sí a cerrar el proceso de conversaciones que está manteniendo con la CUP-CC con una oferta que incluya una presidencia alternativa que pueda generar un amplio consenso y también a mejorar la propuesta en relación al plan de choque”. ¿Si la primera formación votada en Catalunya hubiera sido C’s en vez de En Comú Podem, qué habrían dicho los cuperos? Al parecer la gran revolución es anular por la cara –mirando a Madrid– lo que la mayoría votó el 27-S.