15 feb 2016 La dama del sobiranisme cultural
Muriel Casals i Couturier, a pesar de llevar muchas décadas decompromiso político y activismo cultural, no fue una figura conocida para el gran público hasta que llegó a la presidencia de Òmnium Culturalen 2010, después de la etapa liderada por Jordi Porta, y sobre todo a partir del 2012, cuando cobra fuerza el proceso soberanista. El catalanismo y las ideas progresistas formaban parte de su ambiente familiar. Hija de un abogado que había luchado en el bando republicano y emprendió el camino del exilio y de una maestra francesa, Muriel Casals nació en la ciudad de Aviñón en 1945. Pronto, todos volvieron a Catalunya y se establecieron en Sabadell, la ciudad del padre.
Estudiante brillante de Económicas en la UB, Muriel Casals decidió dedicarse al mundo académico y fue, desde bien joven, profesora del departamento de Economía e Historia Económica de la Universitat Autònoma de Barcelona. En 1981 leyó su tesis doctoral sobre La indústria tèxtil llanera i la guerra del 1914-18, una investigación realizada bajo el magisterio de Jordi Nadal. Antes ya encontramos sus aportaciones en algunas obras especializadas, como el volumen colectivo Economia crítica: una perspectiva catalana, que Edicions 62 publicó en 1973 como una muestra del pensamiento económico de la nueva generación que conectaba con las grandes corrientes y debates mundiales.
Es en este ambiente universitario donde Casals también concreta su compromiso político y empieza a militar en el PSUC, la organización principal de la oposición clandestina al franquismo y un partido clave en la transición. Al igual que otros profesionales y académicos vinculados a las siglas históricas de los comunistas catalanes, la joven profesora formaba parte del círculo de confianza de Antoni Gutiérrez Díaz, secretario general del PSUC durante casi una década. Casals –que siguió vinculada a este espacio ideológico cuando se refundó como Iniciativa per Catalunya– fue miembro del primer Consejo de Administración de la Corporació Catalana de Ràdio i Televisió a propuesta de esta formación, una labor de la que se sentía especialmente satisfecha por haber podido colaborar en la puesta en marcha de TV3 y Catalunya Ràdio. Con el paso del tiempo, se fue distanciando de ICV y, finalmente, se desligó de cualquier opción de partido. Según uno de sus amigos, Casals fue una de las primeras personas provenientes del viejo PSUC que se declaró abiertamente independentista.
Ciudadana integrada en varias entidades culturales y cívicas, Muriel Casals fue miembro de la junta del Ateneu Barcelonès y vicepresidenta de la Fundació Bofill, donde coincidió con el actual presidente de la ANC, Jordi Sánchez, que entonces era el director de esta importante institución de análisis social. Miembro de la junta nacional de Òmnium Cultural desde 2008, su llegada a la presidencia de la histórica entidad se produjo dos años después. Si Jordi Porta representó la modernización, la profesionalización y la apertura de Òmnium a nuevos sectores jóvenes y dinámicos, la etapa de Casals ha sido la de la implicación de la entidad en el soberanismo, al lado de la ANC y la Associació de Municipis per la Independència. El talante dialogante y tranquilo de Casals fue de gran ayuda para forjar consensos y acciones unitarias. Su imagen de mujer juiciosa que siempre encontraba el tono adecuado se hizo habitual en concentraciones y manifestaciones soberanistas, a menudo haciendo tándem con Carme Forcadell, presidenta de la ANC.
Quien firma estas líneas tuvo el honor de formar parte de la junta de Òmnium presidida por Muriel Casals. Como máxima responsable de la organización más potente, numerosa y arraigada del catalanismo cultural, siempre escuchó a todo el mundo y siempre se mostró preocupada por llegar a los ciudadanos que no participan del proyecto de la independencia. Su elegancia natural combinaba la inteligencia con la firmeza de las convicciones y la flexibilidad a la hora de encontrar soluciones. A raíz de la creación de la coalición Junts pel Sí, Casals saltó a la arena política como independiente y fue elegida diputada al Parlament el 27-S. Su presencia en las listas fue muy bien recibida. La dama del soberanismo cultural conectaba con mucha gente.
Muriel Casals estuvo casada con el también economista y compañero de estudios y de generación Emili Gasch –hijo del famoso crítico de arte Sebatià Gasch-, con quien tuvo una hija, Laia. Hace un mes tuve el enorme privilegio de comer en su casa, con un pequeño grupo de amigos. Muriel era consciente del reto enorme que tienen los diputados soberanistas y era feliz de trabajar para hacer posible un nuevo país, más justo y más libre. Sus bonítos ojos transmitían esperanza, pasión y sentido común. La echaremos mucho de menos.