30 sep 2016 Porno del més dur
Desde los tiempos lejanos de la transición, en que los poderes entonces llamados fácticos consideraron que Adolfo Suárez estaba amortizado y debía salir de escena como fuera, no se veía una caza al hombre en Madrid como la que estos días está sufriendo Pedro Sánchez. El líder del PSOE está experimentando sin anestesia el mismo tratamiento recetado antes a Mas –considerado el enemigo público número 1– y, hace unos años, también a Carod-Rovira. Las bombas dialécticas caen sobre el secretario general socialista por tierra, mar y aire, con una intensidad espectacular. El proceso catalán y la crisis del PSOE han servido para borrar la línea entre medios de información y medios de la caverna: en la capital de España, el estilo de la caverna ha sido adoptado sin manías por casi todo el mundo, también por los que nos daban lecciones de deontología profesional y distancia analítica. La democracia española está hoy algo más cerca de Venezuela que del Reino Unido.
El espectáculo que tiene Ferraz como epicentro pertenece al género de la pornografía: todo es explícito, todo es exagerado, todo es mecánico y to-do es pobre desde el punto de vista argumental. Porno del más duro. La aparición de González da al montaje un instante de profundidad forzada, como aquel porno con pretensiones artísticas o “mensaje”. El viejo líder emite sus frases como un guardián de las esencias y –está muy seguro de su infalibilidad– no tiene ningún problema en insinuar lo poco que le afectó electoralmente en Euskadi todo lo que sus gobiernos ordenaron que allí pasara. Es un accidente, un momento de verdad que se escurre de sus labios, por obra y gracia de su infinita soberbia. Entonces, surge lo autoparodia, y el que fue estadista se transforma en otra cosa. Contra lo que parece, el zombi de esta película no es Sánchez.
Los que consideran que la democracia es una representación bajo vigilancia no aceptan el cambio de guion que el líder socialista y los suyos se han sacado del sombrero. Cómo se atreve este pollo, van repitiendo. El hombre a quien dieron la capa para jugar acaba creyéndose Superman y han saltado todas las alarmas. El PSC –y eso es más importante de lo que parece– ha elegido el bando que no gusta al Ibex 35, algo que sería inexplicable sin la existencia de un movimiento independentista tan amplio. Y no porque Sánchez quiera hacer concesiones a los partidarios de la secesión, sino porque Iceta sabe que, si triunfa el golpe en Ferraz, el socialismo catalán culminará su extinción en beneficio de Colau, que acepta el derecho a decidir.
El fuego de la pira que las élites extractivas han encendido para quemar a Sánchez ilumina muy bien las vigas carcomidas del sistema. Es lo mismo que ocurre con los informes falsos fabricados en las alcantarillas paraoficiales contra Mas y Trias.