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Francesc-Marc Álvaro | Las elecciones más temidas
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13 ene 2020 Las elecciones más temidas

Todo el mundo se lo pregunta y nadie tiene la respuesta. ¿Cuándo se celebrarán elecciones en Catalunya? No lo sabe ni aquel que tiene la facultad de firmar la convocatoria de nuevos comicios, el president. La situación judicial de Quim Torra –cuya cabeza se disputan la Junta Electoral Central y el Supremo– complica cualquier previsión. En todo caso, dentro del Govern, todo el mundo da por agotada la legislatura, aunque se considera imprescindible que se puedan aprobar los presupuestos de la Generalitat para el 2020 antes de enfilar la recta final. La consellera Budó ha declarado que eso podría concretarse este enero para que las nuevas cuentas sean “efectivas” a partir de abril. Con el aval de ERC al nuevo gobierno español, el compromiso de los comunes con este objetivo ha quedado asegurado.
 
El verano o el otoño de este año son los dos momentos más probables de la cita electoral con los que trabajan los partidos, siempre a merced de las curvas judiciales que afectan a la presidencia de la Generalitat y de las consideraciones de Puigdemont desde Waterloo; es sabido que Torra no tomará ninguna decisión que no responda a la voluntad del expresident y eurodiputado, a quien ahora toca gestionar su nueva condición que, como la de Comín, está sometida al suplicatorio que deberá votar el Parlamento Europeo.
 

Supongamos que al Gabinete Torra le queda medio año, se le harán largos esos meses y también cortos

 
Supongamos que al Gabinete Torra le queda medio año de recorrido, unos meses que se harán largos, sobre todo porque la puesta en marcha de la mesa de diálogo con los gobiernos catalán y español acentuará las divisiones entre JxCat y ERC. La paradoja es que estos meses, a la vez, se les harán cortos a estos mismos partidos, porque deben preparar las elecciones más temidas para el independentismo. ¿Por qué las temen? Porque nos dirán qué estrategia cuenta con más apoyo y qué opción es la que
deberá liderar los nuevos tiempos. ERC espera consolidar la posición principal que han apuntado los resultados de las municipales y las generales mientras JxCat pretende recuperarse y repetir el éxito del 21-D y el de las europeas.
 
Varios expertos prevén uno resultados ajustadísimos, con un escenario complicado donde tres fuerzas podrían sacar a un número similar de diputados: ERC, JxCat y PSC. A distancia, los comunes, y una caída en picado de Cs, factor que explicaría, entre otras causas, la recuperación de los socialistas. El cuadro se completaría con un PP residual igual que ahora (quizá con presencia testimonial de Vox), una CUP con más votos gracias a los contrarios a la estrategia republicana, y la gran incógnita. ¿Cuál es? La eventual participación de una opción (o más de una) que dispute a JxCat una parte del voto soberanista, el más proclive al pragmatismo. El grupo de Poblet no tardará en tomar una decisión al respecto. El reto de este sector es encontrar un cabeza de lista que tenga suficiente credibilidad para hacerse escuchar y arañar sufragios (para obtener un grupo bisagra), compitiendo con Aragonès y – muy probablemente- con Puigdemont, el gran activo de los posconvergentes. Entraremos, se quiera o no, en un nuevo relato.

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