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Francesc-Marc Álvaro | Habeas corpus
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04 jul 2021 Habeas corpus

Se presentaron 103 solicitudes de habeas corpus relacionadas con los estudiantes confinados en un hotel de Palma. La juez de guardia no admitió ninguna, lo cual es una noticia excelente: es indispensable que las instituciones funcionen bien cuando una parte de la sociedad se mueve por delirios y se desconecta de la realidad. Los padres que hablaron de secuestro de sus hijos y pidieron el habeas corpus son el tipo de gente que, en vez de criar ciudadanos responsables, alimentan consumidores caprichosos del Estado de bienestar que creen ser visitantes de un parque temático perpetuo. Hace casi un siglo, Ortega y Gasset anunció el surgimiento del hombre-masa; hoy, esta figura se ha sofisticado y lleva un smartphone pegado a la mano.
 
Sé que este asunto es extremadamente polémico, como todo lo que tiene que ver con la triangulación padres-hijos-instituciones. Eso hace que muchos abandonen la razón y se dejen llevar solo por un factor: la voluntad de sobreproteger a los niños o adolescentes de casa, caiga quien caiga. La actitud de los progenitores que exigen un habeas corpus para liberar a la criatura del confinamiento sanitario es calcada a la de los que desautorizan a los profesores en escuelas e institutos, porque su niño ha sido supuestamente incomprendido, menospreciado o maltratado en el aula. La persona-masa en condición de defensora a ultranza de sus vástagos puede resultar tan incansable como corrosiva, y más en un contexto en el cual se ha convertido en dogma una concepción egoísta, primaria y estúpida de la libertad, que es la misma que Díaz Ayuso repitió durante la campaña electoral madrileña. Es la libertad de tomar cervezas en las terrazas de los bares.
 

Los padres alimentan consumidores caprichosos

 
No me extraña que una parte de los jóvenes confinados en Mallorca haya actuado peor que los monos del zoológico. Saben que sus padres justifican cualquier exceso que hagan porque la culpa siempre es “de los demás”.

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