21 feb 2022 Martirologio estratégico

Isabel Díaz Ayuso maneja bien el bumerán: a fecha de hoy, su personaje aparece más fuerte que el de Pablo Casado. Más fuerte ante los militantes, votantes, dirigentes y entornos del PP de Madrid. Como la política son percepciones, tras el duro intercambio de descalificaciones y reproches, los de Casado transmiten más tener miedo a la presidenta autonómica que voluntad sincera de reconciliación, algo que se refuerza por la ausencia de cualquier rectificación de Ayuso, convertida en mártir por sus fans. El martirologio estratégico de una dirigente cuya marca personal es más atractiva que la marca del PP augura una resistencia notable frente a sus enemigos internos. La presidenta madrileña es una auténtica heroína ante su parroquia, queda por ver si lo continuará siendo dentro del PP o fuera, en un eventual proyecto político nuevo, creado a la medida de su tirón electoral.
 
Se dice que ya hemos entrado en una tregua. Veremos si es así y si esta dura mucho. En todo caso, la confianza de los barones territoriales en Casado y su equipo sale tremendamente tocada de este episodio, algo que tiene relación directa con el protagonismo que adquiere el gallego Alberto Núñez Feijóo, como hombre bueno y, tal vez, como futuro líder tranquilo de un PP obligado a hacer un reset para evitar el cisma. Siendo tan estrictamente madrileñas las claves del choque sangrante entre Casado y Ayuso, sus efectos colaterales pueden llegar, en cambio, a varios territorios de manera inesperada. Las maneras de Rajoy, poco madrileñas comparadas con las de su sucesor, tenían una ventaja: descolocaban a sus rivales, evitaban ruidos innecesarios y favorecían la lógica de un PP con muchas caras en función de cada autonomía. Esas fueron maneras muy eficaces -hay que consignarlo- contra Esperanza Aguirre, su eterna antagonista.
 

Al PP de Catalunya la reyerta de sus correligionarios en la capital le pilla en el peor momento

 
Al PP de Catalunya la reyerta de sus correligionarios en la capital de España le pilla en el peor momento: marginal en el Parlament, extraviado en el Ayuntamiento de Barcelona, asediado por el crecimiento de Vox, sin beneficiarse del derrumbe de Cs, preocupado por la aparición de Valents, y con escasa presencia municipal. El peso de los populares catalanes en el equipo de Casado es descriptible, algo que contrasta, por ejemplo, con la notoriedad del barcelonés Jorge Buxadé como vicepresidente primero de Vox y eurodiputado. Desde las últimas elecciones autonómicas, los ultras son el cuarto grupo de la Cámara catalana, con 11 escaños.
 
Ha pasado apenas un año desde que Ayuso visitó Catalunya para apoyar la campaña de Alejandro Fernández, un gesto que no sirvió de mucho. Antes, tampoco había sido nada rentable electoralmente poner a Cayetana Álvarez de Toledo (muy crítica con Casado) como cabeza de lista por Barcelona en las generales. Hoy parece un sueño que, en una galaxia muy lejana, el catalán Josep Piqué albergara la secreta esperanza de suceder a Aznar.