11 abr 2022 ANC, de liebre a estorbo
Hay actores políticos que llevan peor que otros el paso del tiempo. Las bases de la Assemblea Nacional Catalana (ANC) han acordado dos cosas que representan la voladura descontrolada de esta organización: impulsar una “lista cívica” al margen de los partidos para las elecciones al Parlament y denunciar todos los pactos de fuerzas independentistas (sobre todo, a escala local) con el PSC. Estas iniciativas se ponen sobre la mesa en medio de durísimos reproches a ERC y Junts, en un momento en que cierra su etapa la presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, y hay que elegir nueva dirección. Según la entidad que fue motriz de las grandes manifestaciones independentistas y que hoy se opone a la mesa de diálogo, “tenemos un Govern y un Parlament que acatan las continuas agresiones políticas y judiciales del Estado español”.
La ANC nació en el 2012, justamente cuando la Convergència de Artur Mas abrazó oficialmente la causa de un Estado catalán soberano. Con Carme Forcadell al frente, esta entidad actuó respecto de los tres partidos independentistas y el Govern como la liebre mecánica lo hace en las carreras de galgos. “President, posi les urnes” fue una frase que trastocó todas las previsiones. El resultado de aquel momento fue el lema “Tenim pressa”, que se convirtió en un dogma al que se sometió cualquier decisión de la cúpula independentista.
La entidad ha optado por presentarse como guardianade la pureza y la ortodoxia procesista
Hoy por hoy, la ANC no ha hecho autocrítica y se ha especializado en el cultivo del rechazo a los partidos y “los políticos profesionales” por no mantener la confrontación con el Estado. A diferencia de Òmnium, que hace muchos equilibrios (no siempre fáciles, como se ha visto con el asunto de la inmersión lingüística) para mantenerse en una zona de intersección a favor de consensos amplios, la ANC ha optado por presentarse como guardiana de la pureza y la ortodoxia procesista, un sesgo acusadamente antipolítico. La pretensión de montar una lista desde la ANC (que recuerda la ocurrencia de la “lista sin políticos” que Quim Torra promovía antes de sumarse a Junts) representa una vuelta de tuerca más y la voluntad de transformarse en una marca que compita contra ERC, Junts y la CUP. En las pasadas municipales, la dirección de la ANC dio su apoyo a las candidaturas de la plataforma Primàries Catalunya, un gesto que provocó la protesta de muchos socios.
A la luz del último sondeo del CEO, que indica un eventual retroceso de Junts y una preponderancia clara de los partidarios de la solución pactada por delante de los que prefieren la vía unilateral (salvo en el electorado de la CUP), no parece que una candidatura de la ANC en los futuros comicios autonómicos pueda tener mucho éxito. Sería solo un estorbo. Por otra parte, esta nueva oferta debería pescar entre los votantes cuperos y aquellos que se sienten más motivados por la retórica desobediente de Laura Borràs, lo cual llevaría a fragmentar todavía más un espacio que pierde atractivo social a medida que en él crece la discordia.