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Francesc-Marc Álvaro | Quina aventura!
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13 mar 2015 Quina aventura!

El señor Monedero, ideólogo y dirigente de Podemos, ha hablado de los catalanes que queremos la independencia y, para convencernos, ha afirmado que “el sueño de empezar de nuevo puede ser atractivo pero no es real”. Ocurre como con la palabra “casta”: sólo es real lo que Podemos dice que lo es, una actitud idéntica a la del TC. Pero Monedero no quiere ser confundido con la caverna y por eso recuerda que tiene un abuelo de Vic (¡y yo de Murcia!) y que “llevamos cinco siglos de aventura en común”. Una aventura que tiene un guión muy malo porque parte de un grave prejuicio arraigado en el imaginario y en los poderes españoles. ¿Quiere un ejemplo, señor Monedero? Un catalán (sea o no catalanista) no puede aspirar todavía hoy a ser jefe de Gobierno de España, lo acaba de decir públicamente el delegado del Ejecutivo Rajoy en Andalucía. Supongo que si hubiera dicho gitano, judío, musulmán, mujer o gallego el Fiscal General del Estado habría actuado de oficio. Pero todo el mundo ve normal que la condición de catalán esté bajo sospecha. Ser catalán es una manera defectuosa de ser español, aunque –como es el caso de Rivera- repitas mil veces que Catalunya es España.

La autonomía no ha solucionado el problema que proviene de este prejuicio prepolítico, que se hunde en los peores fantasmas hispánicos, como manifiestan las palabras recientes de Bono tildando a Mas de “mercader”, una manera de decirle judío y, por lo tanto, extranjero y traidor, según la tradición antisemita local. La autonomía ha dado competencias al Govern pero el Gobierno –que domina el libro de instrucciones y conoce todos los trucos- intenta repescar poder por todas las vías posibles. La comisión de Cultura del Congreso ha aprobado, gracias a la mayoría absoluta del PP, una ley sobre patrimonio cultural inmaterial que permitiría la reinstauración de las corridas de toros en Catalunya, prohibidas por ley por la Cámara catalana. Si la autonomía no sirve para decidir ni sobre los toros, ¿por qué tenerla?

La historia es recurrente: una ley catalana que una ley de ámbito español intenta convertir en papel mojado. Además, la falta de dinero lo bloquea todo. Eso pasa en muchísimos ámbitos que son más importantes para la vida de las personas que los toros, caso del decreto de pobreza energética aprobado por el Parlament y suspendido por el TC a instancias de Rajoy. Hoy, lo que es un sueño es la autonomía, más bien una pesadilla, como puede detallar el conseller de Economía. Pero lo peor de todo, lo más destructivo para la sociedad catalana, es que continuar dentro de este Estado nos condena a dedicar todas nuestras energías a remendar un autogobierno precario que siempre nos acaban descosiendo por la puerta de atrás. La independencia también es necesaria para dejar de hacer trabajo de locos.

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