07 oct 2011 Buñuel i la comunitat
Jaume Radigales, crítico musical de esta casa y profesor de la Facultad de Comunicación Blanquerna de la Universitat Ramon Llull, utiliza YouTube para colgar materiales que comenta en sus clases de estética, música y cine, para que sus alumnos los puedan revisar cuando quieran. Las llamadas redes sociales, como ven, pueden ayudar a la formación de la gente además de favorecer el debate y el intercambio de mensajes. Pero toda esta visión positiva y arcádica, casi eufórica, de nuestra opulenta tecnología comunicativa quedó en suspenso cuando el amigo Radigales recibió el siguiente comunicado, que reproduzco aquí: «La comunidad de YouTube ha marcado uno o varios vídeos tuyos como inadecuados. Una vez que se marca un vídeo, el equipo de YouTube lo revisa para comprobar si cumple las Normas de la comunidad. Tras revisarlos, hemos determinado que los siguientes vídeos incluyen contenido que infringe estas normas, por lo que se han desactivado. YouTube no es un sitio para mostrar desnudos, pornografía u otro tipo de contenido cuya finalidad sea la provocación sexual. YouTube establece excepciones limitadas en lo que respecta a contenido científico, artístico, documental y educativo adecuado, pero únicamente en los casos en los que está clara la intención del vídeo publicado y en los que la naturaleza del desnudo no sea sexual en modo alguno». El vídeo colgado, agárrense, era ni más ni menos que Un chien andalou, la primera obra de Luis Buñuel, un clásico extraordinario de 1929. Mi colega, como es natural, se quedó de piedra.
No hace falta que insistamos mucho en la ignorancia sideral que pone al descubierto la censura de YouTube. Más allá, lo que resulta fascinante es la retórica del comunicado emitido. Siempre se habla de «la comunidad», lo cual resultaría simpático si el asunto fuera otro. ¿Qué comunidad? ¿La de la gente con criterio o la de los tontos que proyectan sus represiones rancias sobre todo? ¿Por qué escriben Normas con mayúscula? ¿Piensan que se trata de los Diez Mandamientos o de la Constitución? ¿Cómo saben cuál es la intención de quien ha colgado un material? ¿Qué parámetro utilizan para calificar unas imágenes de adecuadas o inadecuadas? ¿Cómo se sabe si un desnudo es de naturaleza sexual o no? Y, sobre todo, ¿cómo es que la comunidad se permite exhibir una incultura tan descarnada y desoladora? No espero respuesta alguna porque, como es obvio, el mensaje de YouTube es un puro delirio sin pies ni cabeza, más propio de una oficina siniestra de censura de cualquier dictadura pasada o presente, y ya se sabe que la censura conduce al absurdo.
Sin embargo, lo mejor de todo es que esta puritana comunidad no tiene memoria ni se coordina mucho. Resulta que, como me comenta el también profesor Jaume Benet, si se busca Un chien andalou en YouTube, se encuentran varias páginas de clips del filme con decenas de copias.