25 nov 2013 L’agulla dels partits
Olviden el mundo donde han vivido. Es el mensaje que se desprende de la tercera oleada del barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO). Como repetimos desde hace meses, el mapa catalán de partidos que cuaja a partir de 1980 se está transformando espectacularmente y el fenómeno afecta de modo singular a las formaciones que han sido centrales: el PSC y CiU. Los socialistas se deshacen aceleradamente y la federación nacionalista recula cada vez más y podría ceder el primer lugar a una ERC fortalecida. Mientras los republicanos son los grandes beneficiarios en el campo catalanista de la clarificación que ha introducido el debate soberanista, Ciutadans es la opción preferida en el campo españolista en detrimento de PP y PSC, aunque la mayoría de fugas en el electorado socialista van a la abstención y la indecisión.
Es evidente: el público premia a los partidos que hablan más claro y que tienen o parecen tener menos desgaste y menos peajes con el establishment. Para el elector españolista, C’s es el voto más útil y también el de la regeneración, sin vínculos con las políticas de Rajoy. Para el elector catalanista, ERC es el voto más útil y fiable y encarna una política auténtica alejada del oficialismo; es digno de estudio que la experiencia de los dos tripartitos no pase factura a los republicanos, como si Junqueras borrara el pasado. El crecimiento de la CUP responde también al descrédito de los partidos tradicionales. Por otra parte, que Mas suspenda por primera vez en un sondeo de este tipo es una paradoja preocupante para CiU. A pesar del compromiso del president con la apuesta soberanista, el público no refuerza su figura y prefiere al líder de ERC. ¿Por qué? Hablaremos a fondo de ello en un próximo artículo.
El asunto más importante que señalan los datos del CEO es que a los partidos actuales les cuesta mucho recoger lo que quiere la gente: pasan cosas nuevas y velozmente, la mentalidad de los votantes va por delante de las estructuras. Hay terremotos en la conciencia de la sociedad catalana y la aguja del sismógrafo de los partidos (menos ERC y C’s) se ha estropeado y va loca. El ejemplo más claro de esto es lo que ocurre con los votantes de ICV, que teóricamente prefieren una solución federal pero, a la hora de la verdad, votarían de manera mayoritaria sí a la independencia.
El bloque soberanista, dicen las cifras del CEO, seguiría teniendo dos tercios del Parlament y, ante un referéndum, un 54,7% votaría sí a la independencia mientras el no obtendría un 22,1%. Moraleja: el soberanismo gana la batalla de las razones, pero no puede confiarse y necesita llegar a los que hoy se abstendrían (15,7%) y a los que no saben o dudan (7,6%). Y debe prever que Madrid tiene un pronóstico claro: los que fueron a la Via Catalana no serán capaces de imitar a los egipcios de las plazas.