04 nov 2013 Entrarà ERC al Govern?
La previsible aprobación de los presupuestos de la Generalitat para el 2014 gracias a la colaboración entre CiU y ERC vuelve a poner encima de la mesa el embrollado asunto de una eventual entrada de los republicanos en el Govern Mas, sobre todo para reforzar el frente institucional del proceso que debe conducir a realizar una consulta sobre el futuro de Catalunya, sobre la cual hay un consenso de más del 80%, malabares retóricos al margen.
El guión habitual parte de tres ideas. Primera: los de Junqueras no tienen necesidad de quemarse desde el Ejecutivo cuando todas las encuestas indican que crecen y tienen la capacidad de influir sin desgastarse. Segunda: para los convergentes, dar cabida a ERC implicaría una nueva discusión con Unió. Tercera: el intento ridículo de presentar a Mas como un extremista encontraría en la entrada de ERC en el Govern un nuevo motivo para bombardear al president con falacias de todo tipo. De manera esquemática, se puede concluir que los costes de la operación son más altos que los beneficios para ambas formaciones, incluso teniendo en cuenta que los republicanos asumirían una parte del desgaste normal de quien gobierna. La razón es sencilla: el descenso de CiU no lo provoca ERC, que se limita a pescar votantes que abandonan la federación. Los males de CiU provienen de su interior y tienen que ver con contradicciones que se agudizan cuando más debe gestionar intereses en pugna; contradicciones que no son sólo las evidentes entre los dos partidos federados.
Sin embargo, si los guiones fueran inalterables, todos estaríamos muertos y la historia estaría escrita. No caigamos en la trampa, la política necesita palabras para ser explicada pero siempre es, en último término, acción. Los hechos acreditan las opiniones, no al revés. Repasen todo lo sucedido desde el 2010. Desde esta perspectiva, y cambiando el guión, preguntémonos por qué motivo Junqueras podría querer -hipotéticamente- poner consellers en el Govern.
Todo lo que pasa en Catalunya ha superado las previsiones y las dinámicas de los partidos pero esta verdad no niega otra: sin Mas y sin lo que todavía representa CiU, el proceso del llamado derecho a decidir tendría todavía más dificultades y obstáculos. Lo saben en la calle Calàbria. Por lo tanto, a Junqueras no le conviene estratégicamente nada que signifique el debilitamiento del president aunque, por lógica partidista, celebre el traspaso de votos hacia ERC. He ahí una de las grandes paradojas de este momento: el rival/socio debe actuar como protector. Mientras, PSC, ICV y CUP cogen la bandera de la crítica de la gestión. Por otra parte, sería inteligente aprovechar una posible entrada de ERC en el Govern para dos cosas más: incorporar a algunos exdirigentes socialistas que han huido de la línea oficial y sustituir consellers que parecen vivir en la luna.