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Francesc-Marc Álvaro | Los idus de la nada
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17 ene 2021 Los idus de la nada

Nunca sabremos cuánto hay de noble preocupación por el interés general y cuánto de oportunismo y tacticismo alicorto en la decisión de aplazar las elecciones catalanas hasta el 30 de mayo. Pero no se escandalicen, aunque estén hartos de la pornografía del cinismo barato: a menudo, la política democrática ofrece el espectáculo atroz de la ambigüedad inescrutable de las intenciones del que gobierna. De hecho, despierta general admiración cualquier político que consigue lo que los cursis llaman un win-win : hacer algo que le da ventaja y que, a la vez, beneficia objetivamente al conjunto de la ciudadanía. Cuando eso sucede, el sistema va como una bici nueva, los pajaritos cantan y las nubes se levantan. Se le llama inteligencia política, y forma parte de la magia del mando que la cosa no se note, todo lo contrario de lo que ocurre en nuestro actual pesebre.
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Lo que más me fascina del ­cálculo partidista de unos y otros (de todos los partidos sin excepción) sobre mantener o no el 14 de febrero para las elecciones al Parlament es la ingenuidad revestida de astucia según la cual el paso del tiempo –de febrero a mayo– achicará o engrandecerá forzosamente su suerte en las urnas. Nadie lo sabe, todo es ­pura superstición. “Si votamos ahora, ganaré claramente”, dice uno; “si votamos en primavera, tendré un mejor resultado”, dice otro. Expectativas convertidas en fe. Hay tendencias, pero nada sucederá mecánicamente.
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Hay nostalgia de los videntes antiguos, por eso se encargan tantos sondeos

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Hay nostalgia de los videntes antiguos, por eso se encargan tantos sondeos. “¡Cuídate de los idus de marzo!”, le dijo el adi­vino a Julio César. Hoy, Aragonès, Borràs, Illa y todos los demás escuchan atentamente lo que les explican sus estrategas de campaña, pues no quieren morir en las urnas por haber sido tan confiados como el hombre más poderoso de la República. Dos puntos abajo, medio punto arriba… Sumas y restas obsesivas en las oficinas de los partidos, para vislumbrar los idus de febrero, con un ojo en los datos diarios de la covid. La lectura de las vísceras del pájaro tenía un poco más de poesía. Como corresponde a una legislatura exhausta, ahora estamos en manos de los idus de la nada.

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