01 nov 2021 El federalismo de Netflix
Si España fuera un Estado federal, lo del catalán, el euskera y el gallego en las grandes plataformas de consumo audiovisual no se habría superpuesto a las negociaciones de los presupuestos generales, porque eso formaría parte de la estructura del sistema y no se discutiría, como no se discute hoy que el Gobierno debe proteger y proyectar el español. Si España fuera un Estado federal (y no un modelo de descentralización irregular que no ha resuelto el reconocimiento de las diferentes naciones que reúne), todas las lenguas oficiales tendrían el mismo rango y consideración.
Pero el federalismo es un sueño truncado y un proyecto imposible, tanto o más difícil que la independencia de Catalunya. La muerte del catedrático Jose Antonio González Casanova, estudioso y partidario del federalismo, coincide con las negociaciones entre ERC y el Gobierno sobre unos presupuestos que, finalmente, saldrán adelante por un acuerdo sobre una materia sensible que la Constitución de 1978 debería haber blindado.
La construcción de España está a menudo saboteada desde el corazón del Estado
Seguro que los republicanos y los socialistas han hablado de más cosas que la presencia del catalán en Netflix y demás plataformas (para negociar hay que moverse con discreción), pero el efecto óptico es que el principal socio catalán de Sánchez debe dedicar todos sus esfuerzos a asegurar un asunto que no forma parte de las cuentas. He ahí el federalismo de Netflix, un puro accidente. Unas declaraciones de la ministra de Defensa pusieron en evidencia, una vez más, la escasa comprensión que la realidad plurinacional tiene entre muchos dirigentes socialistas.
Parece que el PSOE ha jugado bien sus cartas: con la atención de los republicanos puesta en la lengua, hemos dejado de hablar de lo que representan los presupuestos para la ciudadanía catalana. Hay que suponer que, a partir de ahora, iremos descubriendo cuáles son los compromisos concretos del Gabinete Sánchez con un territorio donde la mitad de la población no quiere formar parte del Estado, algo que no ha cambiado (resultados electorales cantan) a pesar del fracaso del procés.
González Casanova escribió que “si hay alguna nación en el mundo que por su naturaleza, su historia y su cultura requiere un régimen de estructura federal, no hay otra más que España”. El profesor consideraba que uno de los errores “más graves” del PSOE “fue no haber percibido a tiempo la importancia que tenía la cuestión de las nacionalidades” y añadía –en un texto de 1988– que “el viejo error ha sido reparado” a partir de Felipe González. En ese momento, era optimista, aunque recordaba que Pere Bosch Gimpera, intelectual y político republicano, había dicho que España no está hecha y “se encuentra secularmente en vías de construcción”. Hoy vemos que se trata de una construcción a menudo saboteada –paradójicamente– desde el corazón del Estado, por los más entusiastas partidarios de culminarla.