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Francesc-Marc Álvaro | Relació pràctica
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16 ene 2012 Relació pràctica

Lo dijo el ministro Montoro, el pasado miércoles, después del pleno del Congreso en el que se aprobó el plan de ajuste del Gobierno Rajoy con el apoyo del grupo de CiU: «Ellos gobiernan allá y mantenemos una relación práctica». Una definición que pone las cosas en su lugar y que no permite muchos engaños (ni autoengaños), pero que es incompleta. Rajoy y Mas gobiernan, pero el segundo no tiene la llave de la caja ni la mayoría absoluta. Por lo tanto, para ser precisos, diremos que populares y convergentes tienen una relación práctica y asimétrica, lo cual significa que, en realidad, los nacionalistas no pueden hablar de tú a tú con los ministerios y, además, siempre necesitan a alguien para aprobar sus políticas aquí. Para entenderlo bien, piensen en los diputados en Madrid del PNV: ellos –gobiernen o no en Vitoria– pueden mostrar músculo y jugar al golpe de efecto porque el concierto les permite no tener que pensar nunca en las cosas de comer.

La política es un asunto práctico o no es política. Pero la diversidad de intereses, valores y sentimientos que actúan sobre cualquier decisión de interés general hace que no sea nada extraño que no todo el mundo coincida a la hora de calificar una realidad como práctica. Lo que hoy es práctico puede ser inútil o perjudicial el año próximo, como bien saben los que estaban con Pujol en el 2000. Con todo, el gran problema de CiU es la argumentación de su cambio repentino: de votar no a la investidura de Rajoy ha pasado a ser el único grupo que apoya al nuevo Ejecutivo, incluida una subida del IRPF que los votantes de Mas y Duran no celebran precisamente. Para acabar de despistar al público, eso ocurre pocas horas después de varias declaraciones contundentes desde el Govern anunciando la pérdida de autonomía financiera con la excusa del control del techo de gasto y el déficit de las comunidades que Madrid quiere hacer para que la disciplina fiscal que exige Bruselas se cumpla sin excepciones. ¿Por qué se utiliza fraseología de maulet si, a la hora de la verdad, hay que hacer de Cambó? CiU debería aproximar las palabras a los hechos porque una cosa es ser ambiguo (una virtud si se quiere ser mayoritario) y otra es ser incongruente. La señora Pérez –soberanista fiscal como todo el que sabe echar cuentas– todavía está mareada.

La última hora es que la ley de Estabilidad Presupuestaria respetará la autonomía. Si eres bueno, mamá te dará un caramelo. El encargo que hicieron a CiU sus votantes en las últimas generales era claro: defiendan los intereses de la sociedad catalana. A partir de aquí, sería preferible que, si el mal menor es votar con Rajoy unas medidas que acabarán castigando a la clase media, no se hablara más de responsabilidad ni de coherencia y se dijera que se trata de un caso de pura y dura necesidad, para evitar la quiebra de la Generalitat. Mas se ha distinguido por tratar al ciudadano como a un adulto, y no sería lógico perder precisamente ahora una costumbre tan saludable.

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