ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Sortir de l’atzucac
4587
post-template-default,single,single-post,postid-4587,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

09 abr 2012 Sortir de l’atzucac

El conseller Mas-Colell ha dicho lo siguiente sobre los presupuestos generales y las medidas de choque contra la crisis de Rajoy: «Decimos que sí en las cosas que ayudan a salir del callejón sin salida, pero no creemos que salir del callejón sin salida pida una limitación de los derechos de Catalunya». No nos despistemos con las declaraciones de María de los Llanos de Luna, delegada del Gobierno español, según la cual el camino soberanista conduciría a Catalunya a ser «uno de los países más pobres» de Europa. Lo dice pocos días después de que haya quedado claro que es el territorio catalán donde más retrocede la inversión de la Administración central y que las deudas pendientes en cumplimiento del Estatut se aplazan sine die. ¿Qué es lo que empobrece, de verdad, a la sociedad catalana? Por cierto, el profesor de Harvard y execonomista jefe del FMI, Kenneth Rogoff, sostiene todo lo contrario que la delegada.

Observo el Gabinete presidido por Artur Mas y compruebo que no sólo lo tiene mal para gobernar, también lo tiene muy negro para gestionar con un mínimo de dignidad. ¿Volveremos a ver al conseller de Economia pidiendo un crédito a toda prisa a un banco para poder pagar las nóminas de los trabajadores públicos? Para entender la operación política a largo plazo que Madrid realiza a caballo de esta crisis basta con subrayar que Rajoy no ha recortado los salarios de los funcionarios mientras Mas lo ha hecho y ha asumido así un alto riesgo. Es una comparación que ilumina con nitidez los límites de la vía autonomista. Como lo es el hecho de que no se hayan suprimido algunos ministerios.

Volvamos al sensato Mas-Colell. La cuestión clave del Gobierno de CiU es, en estos momentos, identificar sin autoengaños la limitación de los derechos de Catalunya que suponga cada una las decisiones del Ejecutivo del PP, explorar los resultados de las eventuales negociaciones de puente aéreo y, finalmente, mover ficha. Rajoy tiene mayoría absoluta, y eso ha hecho bajar mucho el precio del apoyo de CiU. Lo que antes podría haber sido un roscón ahora podría recordar un carquiñol. La nueva financiación se ha convertido en un artefacto para medir la paciencia institucional de Mas y el de la Catalunya cansada de comprobar que, tal y como están ahora las cosas, España es un mal negocio.

¿Cuánto tiempo puede durar este impasse agónico? El próximo otoño será el momento de hacer un balance sincero. Hasta entonces, el Gobierno catalán tiene varios retos sobre la mesa: evitar el colapso financiero, tomar medidas para reactivar el empleo, dar respuestas a la conflictividad social, mantener el diálogo con Madrid y prever un escenario de choque democrático en que el president Mas deberá ser más audaz de lo que fue nunca Pujol y menos improvisador de lo que fue nunca Maragall.

Etiquetas: