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Francesc-Marc Álvaro | Imaginació contra la crisi
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29 jun 2012 Imaginació contra la crisi

Hubo una época en que se hablaba de «brotes verdes». ¿Se acuerdan? Aquello era pensamiento mágico, pero se escribieron muchas páginas sobre el asunto. Recordarlo ahora provoca sonrisas. De todos modos, conviene aparcar, de vez en cuando, la narración de la crisis para, sin caer en la fantasía, subrayar las excelencias de nuestra sociedad a pesar de las dificultades. En este país hay talento, eso es una realidad que nos salva, y el mundo global valora las buenas ideas sin los prejuicios del viejo mundo. Quiero decir que, si un catalán tiene un buen proyecto, un inversor de Canadá o de Singapur no se pregunta si aquella persona vibra con una u otra selección deportiva.

Estos días se celebra en Barcelona la feria Gamelab, dedicada a los videojuegos, el ocio interactivo y sus productos derivados. Según la Asociación Española de Distribuidores y Editoras de Software de Entretenimiento, el sector del videojuego fue el año pasado la principal industria del ocio en el Estado por volumen de facturación, un total de 980 millones de euros, muy por delante del cine, por ejemplo. En el 2011 se vendieron 14,9 millones de videojuegos en territorio español. Barcelona concentra buena parte del talento que está en la base de esta industria emergente. Se trata de gente muy joven que exhibe una preparación y una creatividad sensacionales. El videojuego es una manera de narrar que recoge todo lo que nos ha enseñado la literatura, el cine, el videoclip, el cómic y muchas manifestaciones culturales nacidas en la red.

Con todo, no siempre nos damos cuenta de las nuevas fuentes de riqueza. Como remarca el profesor Josep Lluís Micó al hablar del sector local del videojuego, «la industria catalana, y la española en conjunto, compiten en desventaja a causa del escaso apoyo institucional que reciben, un agravio que obliga a numerosos profesionales a emigrar a potencias donde se les valora (y se les paga) mejor». Siempre chocamos con el mismo problema: nos cuesta retener a los mejores, ya sean creadores de videojuegos o investigadores del cáncer. Los poderes públicos, al margen de la crisis, parece que no apuestan suficientemente por el talento de casa. No tenemos capital mejor. Durante la presentación del Gamelab, Mascarell declaró acertadamente que estamos ante una industria estratégica; ahora toca que esto se vea institucionalmente.

Imaginación bien aplicada y trabajo bien hecho nos ayudarán a salir de la crisis. Algunos piensan, equivocadamente, que la imaginación es disfrazarse de jeque árabe y prometer créditos falsos a clubs de fútbol. Siempre hay quien confunde los términos.

Apreciados lectores, que julio les sea propicio. Servidor volverá, si los dioses lo quieren, cuando agosto rasque y el tío Baixamar salga de paseo.

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