29 oct 2012 L’amor segons el PP
No estoy de acuerdo con aquellos que afirman que la actual cúpula del PP sólo ha leído los libros autorizados por el Opus Dei sobre el embrollado asunto del amor, el sexo y otras cuestiones privadas. Hay vida más allá del clásico Estudios sobre el amor, de Ortega y Gasset, aunque María Dolores de Cospedal utilizó justamente a este pensador para ilustrar la lealtad que deben mantener Catalunya y España. La número 2 del PP también mencionó a Vicens Vives, que, como pasa con Tarradellas, algunos saquean para aliñar sus consignas.
Ya lo hemos visto y lo veremos hasta el día 25 de noviembre. El PP va a estas elecciones con un problema táctico que ni los mejores spin doctors de la madrileña calle Génova pueden solucionar: si quieren pescar votos en el electorado menos catalanista de CiU, tienen que parecer moderados y, entonces, quedan demasiado blandos ante la caverna de Madrid y el partido de Rivera, que compite sin escrúpulos en la subasta españolista; si quieren compactar a su electorado tradicional y crecer, los de Sánchez-Camacho no tienen más remedio que atizar con furia a Mas y al nacionalismo catalán en general, pero entonces alimentan el soberanismo y regalan un montón de apoyos al presidente catalán. Porque Catalunya no es Valencia, que es el modelo último para nuestro país que quieren la derecha y la izquierda españolas.
Este último fin de semana, hemos visto como los estrategas populares utilizaron el amor para abrir la 19.ª convención intermunicipal del PP, celebrada en Barcelona, mientras pasaron al ataque y al menosprecio para clausurar el acontecimiento. Una de cal y dos de arena. No es verdad que haya distancia ideológica entre Aznar y Rajoy, es sólo una cuestión de estilos, envoltorio y carácter. Fíjense: el líder de la FAES declaró que «cualquier fórmula federal, confederal, o del tipo que sea, que requiera la quiebra de la soberanía nacional es inviable». ¿Creen que hay alguien en la actual dirección del PP que piense lo contrario?
Los catalanes saben que el milagro de una verdadera España plural no llegará. El sondeo que ayer publicaba La Vanguardia indica que el 67,1% no tiene ninguna confianza sobre un futuro reformismo del PP y el PSOE para dar una salida a las demandas catalanas dentro del marco constitucional. Eso es coherente con otra respuesta, que hay que interpretar como lo que es, un enorme aval a la firmeza demostrada por Mas: un 71,4% considera que Catalunya debe celebrar el referéndum de todos modos, aunque Madrid lo prohíba. El líder de CiU no está solo en este desafío; cuidado, pues, con los que lo criminalizan.
Rajoy ha dicho, desde Barcelona, que no hay sentimiento de desafección entre Catalunya y España. ¿Lo cree de veras? De nuevo, un diagnóstico erróneo. El amor es ciego, ya se sabe. Pero no tanto.