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Francesc-Marc Álvaro | Del PSC-PSOE a Ciutadans
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17 nov 2012 Del PSC-PSOE a Ciutadans

Ahora es el momento de decir adiós a la causa sin sufrir más rabietas. Votante socialista de siempre, notó que alguna cosa se rompía el 2003. Cuando se formó el primer tripartito, pensó que el PSC sabría dominar las pulsiones de ERC, pero comprobó, pronto, que los independentistas tenían a Pasqual Maragall bien cogido. ¿Cómo podía ser que, después de tantos años de nacionalismo de Pujol en la Generalitat, las izquierdas no rompieran con aquella «agenda identitaria» que había sido la perversa cortina de humo del enemigo? Al ver que los republicanos eran expulsados del Govern, pensó que el PSC todavía sería capaz de corregir la jugada y, por eso mismo, depositó su confianza en Montilla en los primeros comicios donde el gran alcalde de Cornellà y exministro tomaba el relevo.

No sirvió de nada. No puede comprender como el antiguo primer secretario -un hombre tan hábil en el control de voluntades y ansias- volvió a caer en una trampa que, según su opinión, ha resultado letal para el socialismo de aquí. Hace dos años, se abstuvo y contempló como sus siglas preferidas naufragaban. Se mordió las uñas. Esta vez, no se quedará en casa. Votará Ciudadanos, formación que describe «como de centro-izquierda y modernos». Son insolentes, tienen claro que Catalunya es una región de España y no hacen el juego al catalanismo, nacionalismo o independentismo, «que son, marcas varias para denominar el mismo virus». Rivera y los suyos exhiben un discurso nítido, no tienen complejos, denuncian «el país de las maravillas que vende Mas» y, además, quieren sacar a la luz las vergüenzas y corrupciones del oasis catalán. En este sentido, el único día que aplaudió al president Maragall fue cuando, en sede parlamentaria, mencionó el famoso 3%.

Lo que piensa de figuras como Nadal, Geli o Castells no se puede reproducir en este papel, porque es tan ofensivo como las palabras sobre el catalanismo del socialista castellano José Bono, a quien admira, como admiraba también al desaparecido Gregorio Peces-Barba, un socialista con un peculiar sentido del humor sobre los bombardeos que han sufrido los catalanes. Su última esperanza era que la candidata a la presidencia de la Generalitat en estos comicios fuera Carme Chacón en vez de Navarro. A la exministra sí la habría votado con gusto, porque se le nota que «no quiere ningún tipo de connivencia con el tribalismo catalán de campanario» y quiere liderar un nuevo PSOE donde el PSC deje de tener dudas sobre sus dos o tres supuestas almas.

En el instituto de secundaria donde da clases, no es el único profesor que ha hecho saber que votará Ciudadanos, ya son dos o tres, como mínimo. Una compañera que da matemáticas, con la cual tuvo una historia íntima hace dos cursos, también era votante socialista pero ha evolucionado en sentido contrario y estos días reparte propaganda de ERC. El socialismo, ayer, fue un nido de amor.

 

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