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Francesc-Marc Álvaro | Millor Aznar que Rosa Díez
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27 may 2013 Millor Aznar que Rosa Díez

Unas pocas horas después de la emisión de la entrevista a José María Aznar, algunas personas que han tratado y conocen muy bien al expresidente me aseguraron que todo eso no es nada más que la primera y estudiada escena del retorno a la batalla electoral del hombre que consiguió, en el año 1996, llevar el PP al Gobierno. Estas mismas voces pronostican que esta segunda vida política de Aznar se concretará sin que Rajoy ofrezca mucha resistencia, lo cual -según estos conocedores del mundo popular- implica que el gallego no querría competir con quien lo nombró sucesor, en caso de que el castellano aspire, finalmente, a ser el futuro candidato de la derecha en las generales.

Estas especulaciones encajan perfectamente con los tres factores que mueven a Aznar a dar un paso tan estrepitoso como el que comentamos y que, se quiera admitir o no, representa una verdadera puñalada contra la credibilidad de quien hoy está en la Moncloa. El factor personal de Aznar consiste en la necesidad de volver para reconstruir una imagen presidencial que acabó de mala manera a raíz de los atentados del 11 de marzo del 2004, para tener una segunda oportunidad que le permita cerrar su carrera por la puerta grande. El segundo factor, el ideológico, tiene que ver con la sensación de que el proyecto popular se ha desdibujado durante el mandato de Rajoy y con el malestar de la derecha más doctrinaria ante una gestión que desconcierta a los propios votantes con medidas antes consideradas anatema. Con todo, el factor principal de este movimiento es estratégico: para evitar la huida de electores hacia la abstención, UPyD o nuevas opciones de ultraderecha, nada mejor que rearmar las siglas con el liderazgo que dio autoestima a la derecha española posfranquista. Mejor Aznar que Rosa Díez. Recuerden que fue Aznar quien, mediante la FAES, transformó el PP en una máquina moderna, capaz de interpretar los anhelos de unas clases medias que se habían desengañado del PSOE.

En clave catalana, el retorno de Aznar descoloca a los partidarios de contener y esconder el conflicto nacional mediante un eventual remiendo («componenda» lo llaman en Madrid) que fuera presentado como la solución intermedia entre el inmovilismo y el cambio de estatus de Catalunya. Y contribuye, en cambio, a consolidar la centralidad del nuevo soberanismo y a convertirlo en el eje articulador de los consensos catalanes. Además, está comprobado que el crecimiento de los partidarios de la independencia debe mucho a los discursos del aznarismo, basados en la lógica amigo-enemigo. Como debe mucho a las expresiones de gente como Hermann Tertsch que, refiriéndose al fusilamiento del president Companys, ha escrito que se trata «de las pocas ejecuciones de Franco que habría aplaudido toda democracia». Así de peculiares son -con permiso del fiscal general- algunos demócratas españoles.

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