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Francesc-Marc Álvaro | La pintura de les ambulàncies
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05 jul 2013 La pintura de les ambulàncies

La crisis, además de situaciones dramáticas, provoca situaciones curiosas, para decirlo de algún modo. El Departament de Salut del Govern de la Generalitat cambiará la rotulación de las ambulancias del Servei d’Emergències Mèdiques para, según el conseller Boi Ruiz, ahorrar recursos públicos y, de paso, armonizar los diferentes servicios de emergencias en denominaciones y formatos. Se ve que la pintura de color naranja fluorescente de las ambulancias es muy cara, tiene un mantenimiento poco económico y se degrada con mucha facilidad. Bravo: que feliciten al crack que, en su día, decidió rotular con este material las ambulancias del SEM. Un ejemplo clarísimo de rigor y competencia en la gestión.

Esta noticia es más importante de lo que parece porque incrementa una sospecha que, sin caer en populismos ni demagogias, tenemos muchos ciudadanos: ¿cuántos gastos públicos se hacen sin tener en cuenta el mínimo sentido común que cualquiera de nosotros aplicaría a la economía familiar? Un amigo mío siempre dice que el buen político y el buen funcionario es aquel que, cuando debe aprobar un gasto a cargo de la Administración, dedica unos minutos a imaginarse que aquellos euros no son de la caja común sino de su cartera particular. Es un ejercicio indispensable. ¿Ustedes rotularían un automóvil de su empresa con pintura cara y mala? No, claro está. En cambio, en la Administración, hay algunos políticos y funcionarios que dan el visto bueno a ciertas decisiones que -sean pequeñas, medianas o grandes- representan un despilfarro absurdo de los recursos colectivos, que salen -recordémoslo- de los impuestos de la gran mayoría que vivimos de nuestro trabajo.

Ahora sabemos lo de la pintura de las ambulancias. Lo que desconocemos podría ponernos los pelos de punta. En los años de las vacas gordas, la manera como se hacían algunas grandes obras públicas daría para varias películas de terror. Me viene a la cabeza el velódromo de Palma de Mallorca, el Palma Arena, una de las chapuzas más bestias que se han conocido a raíz del caso de corrupción vinculado a esta gran infraestructura. La lista de deficiencias de este velódromo era larguísima, hecho que contrasta con detalles como el fuerte gasto que se hizo en madera importada de Ucrania. ¡Qué fácil ha sido actuar como nuevos ricos con el dinero de todos!

Si el cambio de rotulación de las ambulancias es un simple gesto para que la Administración obtenga el aplauso fácil de la gente en un momento delicado, mal vamos. ¿Hará cambiar realmente la crisis la mentalidad de muchos políticos y funcionarios a la hora de comprar y de invertir en nombre de la ciudadanía? ¿El dictado de la austeridad dejará de ser una obligación temporal para constituir una actitud diaria indispensable en cada despacho de cada administración?

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