ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Passat i futur populars
4865
post-template-default,single,single-post,postid-4865,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

14 oct 2013 Passat i futur populars

El pasado jueves fue un día muy interesante en la política española/catalana. En el Congreso, el PP aprobó -con toda la oposición en contra- la séptima ley sobre educación de la democracia y, también en la Cámara Baja, el PP impidió -haciendo uso de su mayoría absoluta y nuevamente en solitario- que se aprobara una moción de CiU (consensuada con PSOE, IU, UPyD y UPN) para poner fin a la permisividad con la simbología nazi y totalitaria que «incita a la violencia y al odio» y para convertir en delitos la apología y enaltecimiento del franquismo. En el Parlament, ni PP ni Ciudadanos votaron una moción que hacía referencia al nazismo y al franquismo, y que pedía la destitución de la delegada del Gobierno en Catalunya por participar en un acto donde se homenajeó a los veteranos de la División Azul; siempre se podrá decir que no lo hicieron a causa de la bronca (con plante incluido) que tuvo lugar durante el plenario.

Sobre su ley, el ministro Wert declaró que las críticas del resto de grupos nacen de prejuicios y decidió no contestarlos. Sobre la persecución y castigo de ideologías y símbolos totalitarios, la diputada popular Teresa Angulo -que condenó el franquismo- explicó que, en todo caso, la cuestión se debería hablar en los futuros debates sobre la reforma del Código Penal, que ha iniciado el trámite. El futuro y el pasado quedaron congelados el jueves, gracias a la mayoría absoluta que aguanta a Rajoy.

La educación de una sociedad es la construcción del futuro y exige consensos importantes que rompan la dinámica partidista, como se hizo en Catalunya cuando, en la etapa del tripartito, el conseller Maragall sacó adelante la ley educativa pactando con la oposición. El combate legal contra el fascismo es la reconciliación con el pasado y un imperativo moral y político que reclama generosidad, inteligencia y compasión, para poder reconstruir un horizonte cívico que llene de verdadero sentido las estructuras democráticas.

Los hechos: aprobar una ley de educación elaborada contra todos los ciudadanos que no votan al PP y no aprobar una moción para luchar con más eficacia contra los enemigos declarados de la democracia. He ahí la foto inquietante que el Gobierno Rajoy ofrece a la Europa que nos contempla. Eso sí que desestabiliza. Es una cuestión de convicciones. No es sólo un asunto de talante o de estilo, sino el fruto amargo de unas posiciones construidas por los ideólogos de un proyecto pensado para ganar siempre por KO.

La ley que debe poner las bases de la formación de los nuevos ciudadanos y la ley que debe permitir la persecución de los propagadores de mensajes antidemocráticos constituyen un termómetro de la calidad democrática. Los que se proclaman patriotas españoles y celebran el día de la Hispanidad deberían ser más coherentes y demostrar que aman de verdad la nación que tanto dicen defender.

Etiquetas: