ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Aznar vol enganyar-se
4895
post-template-default,single,single-post,postid-4895,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

09 dic 2013 Aznar vol enganyar-se

Pocos políticos acostumbran a ser sinceros cuando escriben sus memorias, sobre todo si todavía son relativamente jóvenes y -es humana tendencia- no descartan tener una segunda vida en el escenario del poder. Me ha caído a las manos el segundo volumen de memorias de Aznar, El compromiso del poder. He buscado qué dice sobre Catalunya y no hay mucho material, más allá de un fragmento, muy duro, donde comenta el papel del expresident Maragall en relación al Pacte del Tinell y Zapatero. De este capítulo, pesco una frase que me parece muy útil para entender la mentalidad del antiguo mandatario y -supongo- de muchos dirigentes de la derecha española y sus acompañantes mediáticos: «La fábrica de nacionalistas radicales no fueron mis Gobiernos, sino el propio nacionalismo, que eligió entre hacer eso o construir España». Cuando Aznar aquí dice «el nacionalismo» quiere decir CiU y Pujol, de quien recuerda que no quiso aceptar una oferta en el 2002 para que la federación tuviera algún ministro, aunque el PP disfrutaba de mayoría absoluta.

La distancia entre el análisis que hace Aznar de las causas del crecimiento del independentismo («nacionalistas radicales», dice) y la realidad de las cosas es sideral. En Catalunya, hemos comprobado empíricamente (también la gente del PP) que fue Aznar quien alimentó el aumento de ERC en las catalanas del 2003 y, sobre todo, en las legislativas del 2004. Y también es evidente que hay una relación de causa-efecto entre la persecución obsesiva que el PP hizo del Estatut del 2006 y la extensión del ideal de la independencia entre muchos catalanes, antes ajenos a esta posibilidad. Recuerden que el Aznar de 1996, el que suscribió con CiU el Pacte del Majestic, congeló su programa de máximos para lograr una mayoría parlamentaria holgada que las urnas no le habían dado. Era la máscara centrista.

Con todo, todavía es más errónea e injusta la segunda parte de la frase de Aznar, cuando sugiere que el nacionalismo catalán se desentendió de construir España. Quizás Aznar debería tomar clases con Roca, redactor de la Constitución de 1978, para ser consciente de todo lo que el nacionalismo hizo desde 1975 en pro de la democracia española. O quizás debería leer El nacionalismo catalán como factor de modernización, del gran profesor Vicente Cacho Viu, donde se explica muy bien el papel del catalanismo político, desde finales del XIX, en la eliminación de buena parte (no toda) de la costra más rancia del solar hispánico.

Aznar se engaña preventivamente: proclama que no tiene nada que ver con lo que ahora está pasando entre los poderes españoles y la sociedad catalana, como si el nuevo movimiento soberanista no fuera una reacción a todo lo que él, su partido y Rajoy han planeado y aplicado metódicamente. No quiere que, algún día, le acusen de haber provocado el adiós de Catalunya.

Etiquetas: