ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | El viatge rodó del PP
4904
post-template-default,single,single-post,postid-4904,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

30 dic 2013 El viatge rodó del PP

Todavía me acuerdo: «el largo viaje del PP al centro», escribió alguien cuando Aznar pactó con Pujol y Arzalluz para llegar a la Moncloa el año 1996, después de unas elecciones que González perdió y la derecha no ganó lo bastante bien. Por ejemplo, el fichaje del catalán Piqué para hacer de ministro contribuyó a crear una imagen tranquila y moderada del partido que había fundado Fraga, exministro de Franco. El año 2000, Aznar alcanzó la mayoría absoluta gracias a ocupar el centro y a la pésima campaña del PSOE. Por cierto, fue entonces que los populares prometieron un AVE en cada capital de provincia. El viaje al centro se acabó con aquella rotunda victoria y Aznar empezó a aplicar las políticas que le habían cocinado los ideólogos de la FAES, que debieron echar agua al vino durante su primera legislatura. Después de siete años y pico de administración socialista, el Gobierno del popular Rajoy quiere implantar una nueva ley del aborto que reabre de mala manera un debate que la sociedad ya había cerrado. ¿Por qué?

Está la cortina de humo: tapar escándalos como el caso Bárcenas y un registro de 14 horas en la sede central del partido. Está la voluntad de compactar un electorado por el lado ideológico más seguro: asegurar la derecha extrema, sobre todo cuando UPyD compite descaradamente en el tamaño de la bandera, la ortodoxia constitucional, las amenazas a Mas y la manipulación de las víctimas del terrorismo. Está la necesidad de hablar menos de la agenda económica y social: el aborto saca de escena a los afectados por las preferentes y los desahuciados. Está la creencia que el PP no conservará la mayoría si no promueve el combate frontal contra la izquierda en un asunto que no tenga nada que ver con recortes ni con corrupción. Está la vigilancia crítica de Aznar y ciertos diarios de Madrid, que querrían un Rajoy que jugara al ataque… Arriola, spin doctor jefe de Aznar, consiguió que la derecha española pareciera europea. Ahora, en cambio, para calentar motores de cara a las europeas, hay un retorno abrupto a la sacristía.

El partido de los centristas españoles no existe. El PP está lejos, en muchas ideas y actitudes, de las derechas continentales con las que comparte foto. La explicación principal es histórica: los aliados no hicieron con España lo que hicieron con la Italia fascista y la Alemania nazi, al contrario. La guerra fría consolidó la victoria de Franco, que mandó durante casi cuarenta años. El régimen creó una determinada cultura política, que todavía pesa mucho entre ciertas élites de Madrid. Algunos medios lo demuestran cada día. Pero la naturaleza, a veces, compensa inercias generadas por la historia: vemos surgir voces del PP que discrepan del proyecto de Gallardón, por suerte. Ahora bien, queda claro que el viaje del PP al centro era, en realidad, un trayecto para hacer atados a la noria.

Etiquetas: