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Francesc-Marc Álvaro | L’esforç de Maragall
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20 ene 2014 L’esforç de Maragall

El mejor resultado del PSC en unas catalanas lo hizo Pasqual Maragall en 1999, cuando ganó en votos, pero no en escaños, a Pujol. Antes de aquellos intensos comicios, escribí un libro-entrevista sobre el que había sido gran alcalde olímpico y lo visité en Roma, donde se retiró unos meses después de abandonar el Ayuntamiento. En el momento de preparar aquel volumen, Maragall todavía no había aceptado el reto de luchar por el Govern pero todos los rumores apuntaban que habría batalla definitiva entre los dos principales líderes catalanes de la transición. Así fue: el socialista estaba en su mejor momento y el nacionalista acusaba un fuerte desgaste, pero a la oleada de cambio del maragallismo le faltó algo de suerte. Algunos dijeron que el partido -siempre receloso con las ideas de Maragall- no acabó de creérselo.

Encontré a un exalcalde feliz en la capital italiana, daba clases e iba pensando sobre el futuro. Desprendía entusiasmo y sabía seducir -como siempre- a sus interlocutores. Era una época en que hablaba a menudo de «federalismo asimétrico» mientras en Madrid gobernaba el primer Aznar, el que fue centrista porque necesitaba el apoyo de CiU y PNV. En aquellas conversaciones explicaba que «hay nacionalismo implícito de Estado, que es lo que lo frustra todo» y hacía una distinción interesante sobre la acogida que tenían en el PSOE sus tesis: «Sí que son receptivos, ideológicamente lo son; lo que no lo son es nacionalmente, culturalmente. Por lo tanto, lo que yo propongo es un esfuerzo cultural claro».

La manera como la actual dirección del PSC, con Navarro al frente, ha decidido subordinar su papel a los intereses de la dirección del PSOE, pone en evidencia que el esfuerzo cultural que proponía Maragall hace 15 años, para influir en la mentalidad del socialismo español, no se ha hecho o no se ha hecho lo bastante. Para entender que las cosas no pasan por casualidad hay que tener memoria: al día siguiente de que el Parlament aprobara el nuevo Estatut, 30 de septiembre del 2005, el ministro Montilla expresó sus críticas sobre el texto y anunció que presentaría enmiendas durante el trámite en las Cortes. Después, el president Montilla fue el primero en defender lo que inicialmente no quería, descubrió que la presidencia pesa y mucho.

Lo que hoy pasa en el PSC expresa el fracaso del socialismo catalán a la hora de modificar el concepto del socialismo español sobre Catalunya y responde a una tendencia creciente desde 2010, consistente en la entrada al soberanismo de antiguos teóricos federalistas. La consistencia argumental del nuevo soberanismo debe mucho a las aportaciones finas de estos expertos, que compartían el sueño de Maragall. Su desengaño ha sido el prólogo de gestos como los protagonizados por Geli, Elena y Ventura, y varios cargos locales.

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