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Francesc-Marc Álvaro | Plebiscitàries, no constituents
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24 nov 2014 Plebiscitàries, no constituents

Uno de los obstáculos para una lista lo más unitaria posible del soberanismo (más allá de las desconfianzas y la competencia partidista) es la confusión sobre el objetivo de las elecciones que se podrían celebrar para sustituir el referéndum a la escocesa que nunca ha querido el Gobierno. Para resumir, hemos calificado estos comicios de plebiscitarios para subrayar su carácter excepcional. El principal mandato (por no decir el único) que tendría el Parlament surgido de estas plebiscitarias sería llevar a cabo la desconexión de la nación catalana del Estado español, esto es, proceder a una declaración de independencia y dar todos los pasos concretos que de ella se derivan.

Hay que pensar que, una vez declarada oficialmente la voluntad de secesión, y ante un bloqueo o negativa del Estado español a negociar, sería indispensable la mediación internacional, como reconoce el Consell Assessor per a la Transició Nacional (CATN), que también señala que «el proceso propiamente constituyente» se abriría después de la proclamación (que culmina el camino abierto con la declaración) de independencia. Es esencial no confundir declaración y proclamación. La primera abre la puerta real hacia el Estado independiente, mientras que la segunda certifica que se ha llegado al objetivo y que, a partir de entonces, el nuevo país comienza su etapa fundacional como actor soberano.

Constato que, en charlas de calle y declaraciones de dirigentes, se considera que unas plebiscitarias serían a la vez constituyentes. Error. Ayer mismo fue Marta Rovira, secretaria general de ERC, quien utilizó la expresión «elecciones constituyentes» para hablar del próximo hito. Como establece el CATN, las constituyentes «deberían ser convocadas inmediatamente después de la proclamación de independencia», no antes. Por lo tanto, no mezclemos etapas distintas. Las plebiscitarias son para desconectar de España y las constituyentes son para poner las bases de la República catalana, empezando por la redacción de una Constitución.

El malentendido pesa mucho en estos momentos, porque los ideólogos de ERC -como el apreciado Tresserras- argumentan que la lista unitaria que propone el president Mas esconde el pluralismo y el debate social, lo cual es negativo para hacer un país nuevo. Si plebiscitarias fueran sinónimas de constituyentes, tendrían razón. Pero no es así.

Que los amigos de ERC estén tranquilos: las constituyentes de verdad, las que deben permitir escribir la Constitución catalana, han de celebrarse sin obviar el eje izquierda-derecha y las prioridades de cada partido. Pero ahora toca una tarea previa que exige congelar las discrepancias ideológicas para saltar la pared con garantías de éxito. Ahora el debate es si nos marchamos o nos quedamos en España. Me parece que la mayoría que participa del movimiento soberanista lo ha entendido perfectamente.

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