04 may 2015 Un pur molt útil
Monedero deja sus cargos en la dirección de Podemos y la película que él mismo vende, que Iglesias difunde y que los medios compran es el viejo relato -antiguo, clásico- entre supuestos puros y presuntos pragmáticos. Monedero encarna, en esta fábula, al insobornable que considera pervertidos los principios cuando se da cuenta de que la carrera para alcanzar las sillas del poder está repleta de compromisos con todo lo que él ha de combatir. Monedero no quiere ceder como lo hace el líder y por eso se va, para no estorbar a los que se ensuciarán sartrianamente las manos bajando a la arena de la realpolitik. Toda causa necesita un vigilante de las esencias y éste será Monedero, que vuela libre -Iglesias dixit- y que considera que «sin amor no se puede hacer política». Lo podría suscribir incluso -por ejemplo- un democristiano de esos que ahora tienen tantas ganas de construir como de atacar a Mas sin dar la cara.
Debes saber convertir los problemas en oportunidades. Lo dicen en las escuelas de negocios y los libros de autoayuda. Si Monedero tiene demasiados escrúpulos para la batalla del poder, que regrese al confort de las ideas puras, allí donde las contradicciones tienden a cero y no hay que elogiar a ningún banquero ni hacer reverencias a ningún rey. Iglesias es listo y aprovechará el episodio para insistir ante los poderes formales e informales que su partido no es más que una nueva versión -más joven, más sexy y más limpia- de la socialdemocracia de siempre, dispuesta a ordenar la casa sin romper nada, como ya sugirió el encuentro en que el líder regeneracionista regaló una teleserie al monarca. Ni los cuarteles, ni las iglesias, ni los despachos financieros han de inquietarse. Se trata de hacer un baldeo. Y de jubilar a unos cuantos, los que ahora mandan en el PP y el PSOE. Es como C’s, pero con menos laca y menos Íbex35.
Una buena jugada. El hombre puro que huye del puente de mando es de gran utilidad para el éxito de la causa y para el marketing porque acredita el mensaje principal de Iglesias dirigido a los de arriba, a la casta como él dice: no sufran, señoras y señores, nosotros somos buenos chicos, no haremos nada que les pueda molestar, los que querían tomar el Palacio de Invierno no mandan ni mandarán. Podemos -lo he escrito hace días- no es ningún proyecto de ruptura, es la versión 2.0 del PSOE de 1982. Monedero confirma la estrategia de Iglesias al sacrificarse en el altar de la pureza ideológica. Paradoja y buen negocio. Todos contentos, también los votantes de Podemos, que ven que Pablo y Juan Carlos siguen siendo amigos.
No puedo dejar de sonreír cuando leo el texto donde Monedero explica sus motivos. Dice que quiere empujar con más fuerza este proyecto «sin la ponzoña de los medios ni sus enredos que envilecen». Sensacional. ¿Dónde estaría hoy Iglesias sin algunas televisiones?