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Francesc-Marc Álvaro | El que es veu i el que no
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26 may 2015 El que es veu i el que no

De la noche del escrutinio, me quedo con una frase algo críptica de Xavier Trias. El alcalde saliente dijo que el resultado de CiU «obliga a reflexionar y ver como partido cómo revertimos la situación». Supongo que el doctor se refería al papel de la federación en la capital, pero la necesidad de reflexión es ampliable al conjunto del país, aunque la formación nacionalista -a pesar de perder apoyos- sigue siendo la fuerza más votada, la que tiene más concejales y alcaldes, y la que presidirá las cuatro diputaciones. CiU sólo ha gobernado el Cap i Casal los últimos cuatro años pero se había convencido de que podría mantener la dirección de esta institución. Perder Barcelona pesa negativamente en todo el universo convergente, sobre todo porque va acompañado de otros fenómenos, algunos bajo la superficie.

Por ejemplo, es visible que la mayoría de alcaldes de CiU revalidan pero no se ve tanto que, en varias localidades, se acorta la distancia entre la federación y los partidos que quedan en segundo y tercer puesto. Por otra parte, se ve claramente que los convergentes pierden posiciones en el área metropolitana pero cuesta más de ver que, en el primer cinturón (y en puntos de la costa tarraconense), hay un trasvase de votos hacia C’s, dato que me ratifica algún dirigente local. Para acabar de añadir complejidad, podemos ver que, en comarcas del segundo cinturón y del rerepaís, ERC pesca entre antiguos votantes de CiU pero no se ve tanto que la federación tiene dificultades para penetrar entre la juventud. El resumen es diabólico: CiU pierde algunas papeletas por ser soberanista y pierde también (muchas más) por no serlo bastante. Hay cosas que se ven y cosas que quizás no se quieren ver. En este sentido, hay quien afirma -cuadros territoriales- que durante esta última campaña no se ha trabajado como era debido los municipios metropolitanos más difíciles.

Por encima de todo, la marca CiU está muy desgastada y esto lo repiten, sobre todo, los mejores alcaldes, que han tenido que hacer campaña un poco al margen de las siglas. Este desgaste tiene que ver con gobernar en la Generalitat, los recortes y la confesión de Pujol y el espectáculo posterior. Si se tiene todo eso presente, los votos conseguidos ahora por CiU no dejan de ser muchos. Este paisaje de debilidades queda compensado -en parte- por dos factores: la solidez de un montón de alcaldes jóvenes y la figura de Mas. Como el president es muy consciente de que el gran activo de CiU es, hoy por hoy, su credibilidad, no aplazará las elecciones del 27-S, como algunos querrían. Hacerlo sería abonar los prejuicios -repetidos interesadamente- según los cuales el líder del mayor partido soberanista acabará dando marcha atrás.

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