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Francesc-Marc Álvaro | El ritu de l’OMS
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30 oct 2015 El ritu de l’OMS

Venga, otra vez. La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos ha dicho que las carnes procesadas y la carne roja pueden causar cáncer de colon y de recto. Todo depende, claro está, de la cantidad y la frecuencia de la ingesta. No es la primera vez que la OMS nos avisa. No es la primera vez que radios y teles convocan a médicos expertos para comentar la cuestión. Y no es tampoco la primera vez que los representantes de los gremios concernidos salen a salvar los trastos, relativizando la alarma y recordando que un buen entrecot a la parrilla o un bocadillo de fuet nos harán más sanos y más felices. Dentro de dos días -como afirma mi charcutera- ya no se hablará de ello y los clientes dejarán de mirar las hamburguesas como si fueran bombas o matarratas. A mi parecer, se trata de un rito que hacemos sin ­saberlo.

La OMS es una nueva iglesia que tiene como dios la salud. No me quejo, sólo lo constato. Sus intenciones deben de ser buenas. Pero toda iglesia necesita ir regando la creencia mediante el rito, a fin de que la fe no se pierda ni se marchite. Repetir el mensaje es esencial. Dado que la fe echa mano de ­narrativas que simplifiquen, los directivos de la OMS han de poner bajo el foco -de vez en cuando- al anticristo, al maligno. Es propaganda para salvar nuestros cuerpos, ni más ni menos. El nuevo Lucifer adopta la forma de butifarra, de filete o de beicon. Si el beicon está muy quemado, el pecado es mortal. Visto que las fuerzas del mal nos rodean desde el super­mercado y la tienda de la esquina, el rito se hace en las capillitas mediáticas como antes se hacía en la misa del ­mediodía.

«¿Así, doctor, el bocadillo de la merienda del niño puede ser de salami o no?», pregunta la presentadora-madre mientras la audiencia sabe que el médico invitado -que es humano y algo agnóstico de la religión de la OMS- dirá que no hay para tanto y que sólo se trata de comer con moderación y variedad. ¡Estamos salvados! Vamos por el buen camino. Y empezamos una sobrasada sensacional que guardábamos para el día que, finalmente, el Parlament de Catalunya tenga el detalle de investir a alguien como president, aunque sólo fuera un maniquí reciclado de los almacenes Sepu.

Todos estos rituales de la OMS ya fueron resumidos por los antiguos con un lema que se puede aplicar tanto a los fumadores compulsivos como al ministro del Interior o a los diputados de la CUP: «Nada en exceso». Ahora bien, debo añadir que tengo un amigo que detrás de este show ve una conspiración: ir preparando el terreno porque acabaremos alimentándonos sólo de gusanos, escarabajos y moscas; de momento, el Parlamento Europeo ya ha aprobado que los insectos pasen a ser alimentos de consumo cotidiano a partir del año que viene. Ante este panorama, un triste plato de acelgas me parecerá jamón de bellota.

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