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Francesc-Marc Álvaro | Cohabitació al PDC
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25 jul 2016 Cohabitació al PDC

La foto de la flamante ejecutiva del nuevo PDC transmite –salvo alguna veterana excepción– un aire de querida y explícita ruptura respecto del pasado convergente-pujolista. Es una dirección más joven, más paritaria, más municipalista y más fresca. Dicho esto, se echan de menos algunos nombres que –sin estar quemados– podrían haber aportado experiencia, un material que nunca sobra. La opinión de Puigdemont ha pesado más de lo que se ha dicho a la hora de forjar este equipo. La contrapartida ha sido la elección de Conesa para presidir el consejo nacional.

Sumado y restado, la cúpula elegida proyecta un aire poco o nada convergente, un estilo –digamos– Junts pel Sí, lo cual parece potencialmente bueno y malo a la vez: acerca el PDC a un público más joven y quizás lo aleja de la vieja parroquia acostumbrada a unas formas en retroceso. La presencia de Mas como presidente debe hacer posible –entre otras cosas– que el PDC no pierda los apoyos que tenía la antigua CDC mientras la marca nueva quiere atraer a sectores alejados del típico universo convergente. Tocará hacer equilibrios. El gran reto –como tenemos escrito– es doble: recuperar la credibilidad y reforzar un espacio socioelectoral atravesado por algunos desconciertos.

No tengo ninguna duda de que –por detrás de Mas– la figura fuerte del PDC es Marta Pascal, una mujer preparada que ahora deberá demostrar que actúa tan bien como habla. Por lo que sé, Pascal no está dispuesta a tener un papel accesorio. Ha dado el paso para liderar de veras la organización, lo que me hace pensar que la cohabitación es el término que mejor describe esta refundación. Una cohabitación entre Mas –presidente del nuevo instrumento– y Pascal, coordinadora general y responsable del día a día al lado de Bonvehí, que conoce los resortes territoriales. Mas es el referente del soberanismo de orden y el president que se la ha jugado para dar una salida a un bloqueo histórico. Pascal es la cara de una nueva generación desacomplejada, sin miedo y con mentalidad global; mucha atención –en este sentido– a los últimos datos del CEO sobre la independencia y la edad. El tándem Mas-Pascal puede ser eficaz, siempre y cuando no haya confusión de funciones. Mas ha dicho que su presidencia no será “ni decorativa ni ejecutiva”, una declaración de intenciones que exigirá mucha habilidad por parte de Pascal. Recuerden que Mas prefería a Turull.

En el fondo, estamos hablando de generar una nueva cultura política con menos hiperliderazgos y más horizontalidad. Los hábitos no cambian de un día para otro. Munté, que ocupa la vicepresi-dencia, puede ayudar mucho a reducir las tensiones inherentes a esta cohabitación. Hoy, que se cumplen dos años de la confesión de Pujol, pienso que no es suficiente con huir del pasado. La tarea más importante del PDC es reconstruir las palabras y adelantarse al futuro.

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