01 abr 2019 Presos rivales y diagnósticos
Al igual que en las elecciones del 21-D, los dos principales partidos del independentismo han decidido poner a sus dirigentes encarcelados de cabeza de lista o en lugares destacados de las candidaturas. ERC presenta a Junqueras como cabeza de cartel de las generales y las europeas mientras que JxCat ha optado por Jordi Sànchez en los comicios españoles y Forn en las municipales de Barcelona; para las europeas, los posconvergentes apuestan por el exiliado Puigdemont.
Ni unos ni otros quieren renunciar al activo movilizador que tienen los presos políticos, aunque todo el mundo sabe que no podrán ejercer estas responsabilidades si –como se prevé– la condena del Supremo incluye inhabilitaciones severas.
Que los presos independentistas sean candidatos entra en el guion. Pero eso subraya –inevitablemente– que el independentismo no ha suspendido su competición interna a pesar de la represión del Estado, todo lo contrario. En el banquillo de los acusados las lealtades partidistas se difuminan, pero la larga campaña nos recuerda que hay una pugna para alcanzar la hegemonía en un movimiento que es transversal y, al mismo tiempo, orientado ideológicamente al centroizquierda. Junqueras y Puigdemont no dejarán escapar la oportunidad de volver a medir sus fuerzas mientras intentan conectar con el estado de ánimo de unas bases sometidas a gesticulaciones disonantes.
Muchas cosas están en juego en las tres elecciones que nos esperan. La principal es el aterrizaje (mejor o peor) del independentismo en un nuevo contexto. Sergi Sol ha escrito un libro que da muchas pistas en este sentido, Oriol Junqueras: Fins que siguem lliures, donde quien es la mano derecha del líder de ERC sintetiza el nuevo diagnóstico republicano: “Basta de teatro: a picar piedra de nuevo y a preparar la victoria, que no nos caerá del cielo, ni por un ardid de coraje. Estamos donde estamos, no donde nos gustaría estar. Pero aquí donde estamos no habíamos llegado nunca. Acumular fuerzas, perseverar, no perder el paso y retener todo el capital político acumulado son nuestros baluartes”.
Me pregunto si estas palabras son muy diferentes del análisis de muchos dirigentes de JxCat mientras constato que hay figuras del espacio posconvergente que podrían suscribirlas. Por ejemplo, Forn hace unas reflexiones coincidentes en el libro Escrits de presó: “Para mí, el lema “Catalunya, un sol poble” no ha perdido vigencia. Hemos alcanzado los mejores resultados en unas elecciones: dos millones cien mil votantes independentistas. Obviamente, esto no es suficiente para dar el último paso, pero no debemos perder de vista que ha sido un éxito haber llegado hasta aquí. ¿Qué es más inteligente, ahora: gestionar esta fuerza, reagruparla y hacerla crecer con nuevas estrategias? ¿O volver a enfrentarnos a un Estado hoy más fuerte y desacomplejado, sin ninguna garantía o posibilidad de victoria?”.
¿Qué ofrecerán Gabriel Rufián y Laura Borràs en los mítines? ¿Estarán lejos o cerca de lo que acabamos de leer?