ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | El elefante y la repetición
5322
post-template-default,single,single-post,postid-5322,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

15 sep 2019 El elefante y la repetición

Si el domingo 10 de noviembre debemos votar nuevamente para elegir a nuestros representantes en las Cortes, eso ocurrirá pocos días o semanas después de que se haya conocido la sentencia del juicio de los líderes del proceso catalán en el Supremo. Estos más que probables comicios cogerán a la sociedad catalana en medio de un clima muy especial, marcado por la difícil gestión y digestión que el mundo independentista deberá hacer del impacto de las penas que caerán sobre los 12 dirigentes juzgados, entre ellos el líder de ERC y el de Òmnium. Las protestas soberanistas están anunciadas y es seguro que tendrán una amplia participación, por encima de las discrepancias partidistas. Todo ello influirá, no sabemos con qué intensidad, en los resultados en Catalunya de una repetición de las generales.
 
Este no es un buen escenario para el PSC. La cúpula del socialismo catalán no saltará de alegría si, finalmente, debemos volver a los colegios electorales. El votante de izquierdas está asqueado por el tacticismo que ha bloqueado un acuerdo entre PSOE y Unidas Podemos (UP), más cuando en varios ayuntamientos catalanes estas alianzas funcionan, empezando por Barcelona. Es obvio que la naturaleza del poder que ejerce el gobierno del Estado no tiene nada que ver con el poder local. Sin embargo, incluso teniendo eso en cuenta, cuesta entender desde aquí que entre Sánchez e Iglesias todo haya ido tan mal. Por otra parte, el rechazo del PSOE a contar con ERC en Madrid hace que la interlocución entre Aragonès e Iceta tenga pocas posibilidades de mejorar y que se ablande la política de bloques en el Parlament.
 
Sánchez no quiere afrontar, por ahora, la cuestión catalana y esta posición también lo ha llevado a apostar por una nueva cita electoral, aunque UP ­rebajó sus planteamientos en este asunto para asegurar un gabinete de coalición. La intención de tener una mayoría en el Congreso que no dependa de los independentistas es la gran coartada del líder del PSOE para devolver la pelota a la ciudadanía, pero es una jugada de riesgo. Una cosa es manifestarse y otra ir a votar, que nadie se confunda: aunque la Diada ha registrado menos independentistas en la calle que otros años, los electores de los partidos que defienden esta causa no se abstendrán (el Supremo los animará a votar con más ganas que nunca) ni se pasarán a otras opciones de un día para otro. Por lo tanto, el PSOE estaría obligado a obtener un resultado espectacular, que dependería –entre otros factores– de un hipotético crecimiento del PSC, cuando más defraudados se podrían sentir los catalanes con el actor renacido que dirige Iván Redondo.
 
El elefante de Catalunya continuará en la habitación tras el 10-N. Lo sabe todo el mundo, incluso Albert Rivera, a quien hay que bautizar como Doctor 155. Sánchez, si no es que la derecha acaba sumando, volverá a toparse con el elefante, con una trompa más incómoda que la coleta de Iglesias.

Etiquetas: