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Francesc-Marc Álvaro | Patriotas de la UE
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16 dic 2019 Patriotas de la UE

Las últimas elecciones en el Reino Unido han confirmado que los más convencidos patriotas de la Unión Europea son los escoceses, a fuer de independentistas. Es una paradoja importante que tiene la virtud de evitar esas simplificaciones tan caras a algunos periodistas y académicos, que meten en el mismo saco movimientos políticos de muy diversa naturaleza. El término “soberanista” se usa de forma inexacta aplicado a varios populismos antieuropeístas, pero hay que distinguir para comprender. El proyecto que articula el Scottish National Party (SNP) no responde a ese concepto aislacionista y reactivo, que es, en cambio, el que impulsa el Brexit.
 
Rafael Ramos, el corresponsal de La Vanguardia en Londres, ha escrito acertadamente que “los dirigentes nacionalistas escoceses huyen con pavor de las comparaciones con Catalunya” y es lógico. En catalán hay un refrán que nos advierte sobre la singularidad de realidades que pueden compartir algunas constantes: “cada terra fa sa guerra” . Pero hay fenómenos más cercanos que otros. Independentistas escoceses y catalanes son partidarios de que sus respectivas naciones tengan un lugar en la UE, el europeísmo es parte central de los discursos de ambos movimientos. En Catalunya, sólo la CUP –la opción más pequeña– rechaza todo lo que representa la Unión.
 

Prolifera en algunos círculos la idea errónea de que el proceso catalán es semejante al Brexit

 
Todavía hoy prolifera, en determinados círculos, una creencia muy extendida que considera el proceso catalán algo semejante al Brexit. La manía se repite automáticamente de forma acrítica, es demasiado atractiva a los ojos de quienes despachan con menosprecio y simplificaciones todo lo que rompe sus esquemas. El independentismo catalán mayoritario –articulado por ERC y por JxCat– desea una Catalunya dentro de la UE porque es una mutación del catalanismo político que, a partir de la posguerra, hizo del europeísmo una de sus bases ideológicas. La construcción de lo que hoy llamamos UE proyectaba la idea de una superación teórica de las soberanías clásicas, que favorecería de rebote –se creía– a las naciones sin estado. A pesar de que esta previsión optimista no se ha producido en los términos idealizados exageradamente por el catalanismo, el gen europeísta de los independentistas sigue activo.
 
La primera ministra escocesa y líder del SNP, Nicola Sturgeon, solicitará otro referéndum con un argumento muy potente: su nación rechaza mayoritariamente quedar atrapada en la lógica de un Reino Unido que romperá con Bruselas. Su fuerza es tener 48 de los 59 diputados que Escocia envía a la Cámara de los Comunes. Los patriotas escoceses no renuncian a ser patriotas europeos, y eso les lleva a cuestionar nuevamente la conveniencia de la unión británica. Frente al soberanismo aislacionista de Johnson, el independentismo europeísta de Sturgeon. Lo que ocurra en el tablero británico –donde también crece el voto al nacionalismo republicano del Ulster que desea la reunificación de Irlanda dentro de la UE– proyectará su luz sobre Catalunya y Madrid. Y sobre los futuros comicios catalanes.

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