07 dic 2020 La magia de unos y de otros
E l genio sale de la botella e invita al gobernante a pedir un deseo, solo uno. Es magia. El gobernante duda: ¿Aprobar presupuestos? ¿Rebajar la tensión en Catalunya? ¿Conseguir un pacto para renovar el Consejo General del Poder Judicial? Mientras el genio espera, militares retirados se pronuncian como salvadores de la patria, fieles a una tradición que ha llenado de muertos nuestros campos. Al parecer –contra lo que hemos dicho y repetido alegremente–, Narcís Serra no extirpó completamente el virus golpista, y eso que vertió ahí muchos recursos del erario. El Rey calla, de momento.
¿Se imaginan que militares británicos, franceses, alemanes o italianos se expresaran en contra de un determinado gobierno surgido de las urnas? Repito: ¿se imaginan este esperpento en cualquiera de las democracias que nos rodean? Podemos hacer ver que el asunto es anecdótico porque son jubilados y son –relativamente– pocos. ¡Qué importa una impostura más! Lo que no podemos hacer es ignorar a los que justifican estas palabras gravísimas, y no son únicamente los de Vox. Algunos silencios son muy elocuentes.
¿Se imaginan este esperpento en cualquiera de las democracias que nos rodean?
Mientras, en la sala grande del Teatre Nacional de Catalunya se puede ver L’Hèroe , obra de Santiago Rusiñol que crítica el peso del militarismo castizo, escrita después de la pérdida de las últimas colonias españolas; ha transcurrido más de un siglo y la pieza –prohibida en su momento– sigue picando sobre el hierro frío de una mentalidad que pervive, parece que también entre algunos togados. Lo que ha fallado recientemente el Supremo sobre el tercer grado y los líderes independentistas en la cárcel podría inspirar una comedia: reitera que no castiga a nadie por sus ideas, pero exige una reinserción que solo entiende como renuncia explícita de las posiciones políticas de los condenados.
Como hacía Rusiñol, folklorizarnos a nosotros es el peaje para poder desmontar al otro. Un juego de espejos. Por eso, en Catalunya, el humor es la válvula de escape de todas las impotencias, más que en otras latitudes. Podemos reírnos de ciertas manías. El concepto magia se ha convertido hoy en objeto de debate entre los partidos independentistas: independentismo mágico versus pactismo mágico, a raíz del apoyo de ERC y el PDECat a los presupuestos generales, poco antes de que el Supremo haya reiterado que los presos no saldrán. Puigdemont publicaba ayer una reflexión importante en estas páginas, con un diagnóstico pesimista que puede compartir mucha gente y una respuesta estratégica de confrontación (no explicitada) que, en cambio, solo asumen sus incondicionales. Mientras, ERC ha optado por el mal menor y el largo plazo, y por reforzar los carriles del Ejecutivo de PSOE-Podemos, que tiene en contra a varios poderes fácticos.
En la triangulación presos-gobernabilidad española-pandemia, Puigdemont confía en el impacto de la decepción mientras Junqueras confía en los efectos del pragmatismo ante la crisis. Son dos apuestas que recogerán sus frutos el 14 de febrero del próximo año, en un contexto marcado por la magia negra de los nostálgicos habituales.