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Francesc-Marc Álvaro | Àngels Chacón, la heredera desacomplejada
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05 feb 2021 Àngels Chacón, la heredera desacomplejada

Si el president Torra no la hubiera destituido como consellera el 3 de septiembre del año pasado, es casi seguro que el PDECat no habría roto con Junts per Catalunya ni habría escapado del dictado de Puigdemont. Bonvehí –agobiado por dudas eternas– no se plantó hasta que la expulsión de Àngels Chacón puso en evidencia que los posconvergentes que no se sumaran a la retórica unilateral serían purgados sin manías. La víctima se enteró de la crisis de Govern por los medios, poco antes de ser llamada al despacho presidencial para ser despedida oficialmente. Tres días antes, Torra le había preguntado si pensaba sumarse a Junts, y la respuesta de esta igualadina viajada fue clara: “Yo me siento cómoda en el PDECat”. Puigdemont aceptó que Torra recambiara tres consellers a su gusto (el president vicario le tenía ganas a Miquel Buch) a cambio de que no convocara elecciones, para disponer de más tiempo para construir su marca política. En el puesto de Chacón, pusieron a Tremosa, muy bien visto en Palau y en Waterloo.
 
Dicho esto, cuando observen a la cabeza de lista del PDECat, tengan presente que están ante una mujer que tiene, por lo tanto, muchos alicientes para hacer campaña. Y se equivocarán si piensan que es frágil porque todavía está verde para el cuerpo a cuerpo, o porque se le nota que ha pasado –en pocos meses– de lo sectorial a tener que pronunciar un discurso general sobre el país. Gente que la ha tratado asegura que Chacón tiene mucho carácter bajo una imagen suave, prudente y conciliadora, talante que le sirve para negociar con quien sea, como hacía cuando se ganaba la vida como ejecutiva del sector del papel y debía visitar cada semana países muy diferentes. De esa experiencia, conserva una mirada cosmopolita, un buen dominio del inglés y del alemán y una seguridad que le permite moverse con eficacia en el escenario glocal, donde los problemas locales y globales se solapan diabólicamente. El anuncio del cierre de la factoría de Nissan en Barcelona fue el momento más difícil, junto a la covid, de su etapa como consellera: se implicó a fondo para encontrar soluciones viables que salvaran los puestos de trabajo, una tarea que le reconocen varios actores sociales. Demostró que los problemas no le dan miedo.
 

No es una militante de largo recorrido, sino una profesional que entra en la política municipal en el 2011 como independiente

 
El ser la figura institucional más conocida del PDECat de estos últimos tiempos la ha convertido –sin que ella lo planificara– en la presidenciable que pretende representar lo que queda del espíritu de Convergència, la heredera desacomplejada de lo mejor que hizo el pujolismo, ya que de las sombras nadie quiere saber nada; cuando le preguntan por el 3% o por el caso Pujol, repite que ella no estaba allí, una respuesta sincera pero insatisfactoria. Por otra parte, que Chacón sea la heredera de una formación que gobernó Catalunya durante veintitrés años es paradójico: no estamos ante una militante de largo recorrido ni un producto de la Joventut Nacionalista, sino una profesional preparada (cursó Derecho y Comercio Internacional) que entra en la política municipal en el 2011 como independiente –se convirtió en mano derecha del alcalde Marc Castells– y que tiende a actuar más en clave técnica que desde parámetros ideológicos; no se afilió hasta que surge el PDECat, aunque su padre había sido concejal independiente de CiU en Vilanova del Camí.
 
Su carrera se ha acelerado. Hoy, Chacón pronuncia discursos en los que pone las ideas –el modelo de país y sociedad– en primer término, para conectar con independentistas de orden y centroderecha –no sabemos si pocos o muchos– cansados de gesticulaciones simbólicas. El rechazo a la vía unilateral y las críticas a la CUP son sus mantras, junto con la defensa de la economía productiva, la escuela concertada y la sanidad mixta. El objetivo (muy complicado, no imposible) es entrar en la Cámara catalana. Algunos –no sé si amigos o enemigos de la candidata– consideran que Chacón se parece un poco “al Mas de 1995-96”. Mantuve algunas conversaciones largas con ella –cuando era consellera– y no estoy de acuerdo: me parece más flexible y, a la vez, menos dada al tacticismo que el president que dio el paso al lado.
 
Es disciplinada y se prepara las cosas a conciencia. Lo podría certificar Verónica Fumanal –consultora de gran talento que ha asesorado a Pedro Sánchez y Albert Rivera–, que está consiguiendo que la cabeza de lista del PDECat no pase desapercibida al lado de rivales más conocidos. Chacón parece que no tiene nada que perder, por eso juega al ataque, algo que a los convergentes clásicos –siempre a la defensiva– nunca les pasó por la cabeza.

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