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Francesc-Marc Álvaro | Canet y sus profecías
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13 dic 2021 Canet y sus profecías

Desde su fundación mucho antes del procés, Cs no ha buscado otra cosa que lo que está pasando estos días, a raíz de la sentencia del TSJC que obliga a una escuela de Canet de Mar a modificar los criterios sobre la lengua vehicular porque lo pide una familia. La obsesión del partido nacido de los resentidos que se sentían expulsados del maragallismo ha sido crear el teatro del conflicto civil, y presentarse como víctimas de un régimen catalanista. Han tardado muchos años, pero ahora tienen al alcance de la mano la profecía autocumplida, porque los tribunales revientan un modelo de éxito.
 
La paradoja reviste gravedad: cuando Cs está a punto de desaparecer, su semilla tóxica se ha convertido en una planta venenosa que, con la ayuda de algunos jueces y del PP, amenaza dos cosas: los consensos básicos alcanzados por la mayoría de fuerzas catalanas (el PSC forma parte de ellos) y la convivencia en el mundo educativo. Que el líder de la derecha juegue a encender este asunto para erosionar a Sánchez es una irresponsabilidad histórica. El castellano no peligra en Catalunya.
 

No es una simple coincidencia que Casado y Arrimadas hayan utilizado la palabra ‘apartheid’

 
No es una simple coincidencia que Casado y Arrimadas hayan utilizado la palabra apartheid . Los partidos de la derecha y la prensa afín llevan días intentando desfigurar lo que sucede en Catalunya, con analogías que, además de ser delirantes, son peligrosas: una dirigente popular se refiere a los judíos y la Alemania nazi mientras algunos comentaristas comparan al hijo de la familia de Canet con los estudiantes afroamericanos que en 1957 exigieron poder estudiar en un instituto de Little Rock, en la segregacionista Arkansas, hechos que dieron lugar a una crisis que obligó a Eisenhower a enviar al ejército.
 
Los dos tuits inaceptables contra la familia de Canet que rechaza la inmersión deben ser condenados por todos (también por las autoridades autonómicas), pero no son el clima de supuesto acoso que narran algunos medios, los mismos que dijeron que Pujol hacía como Franco con el catalán pero al revés. Ya nos conocemos. Pero algunos tienen muchas ganas de que el ambiente se caliente de veras. Un dirigente de Cs tuvo un ataque de sinceridad que lo dejaba bien claro: “Os vamos a montar un Ulster que os vais a cagar”. Además de poner todo esto encima de la mesa, este episodio no deja en buen lugar al Govern. La gestión del conseller de Educació es mejorable, no se ha explicado bien ni ha administrado los gestos con la inteligencia que reclama el momento. Dicho esto, por encima del conseller, de la dirección del centro, de la mayoría de padres que nunca han cuestionado la inmersión, y de una gran parte de la sociedad pesa la sensación de impotencia. ¿Qué se puede hacer cuando los tribunales se cargan los consensos básicos y abonan la política de la cerilla? La respuesta nos devuelve al 2010, cuando el TC convirtió el Estatut en papel mojado. Somos Sísifo, somos una nación bajo sospecha permanente.

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