07 ene 2022 Ser ‘cool’ o no ser
Veo el magnífico documental Dean Martin: el rey del cool, de Tom Donahue. Es un viaje a los fundamentos de la más original cultura pop del centro del imperio, una disección de cómo el espectáculo de masas del capitalismo está inspirado –a veces– por una poética rompedora que desborda –inesperadamente– las convenciones a las que debería someterse. Había, en Martin y otros, una inspiración moderna –baudelariana y dadaísta– que conseguía surfear el mainstream milagrosamente. La transgresión estaba ahí, pero venía envuelta en el celofán del show business.
Dean Martin demuestra como nadie que ser ‘cool’ significa, por encima de todo, ser auténtico
De las entrañas del monstruo nacía un arte que convertía la gamberrada en una coraza contra el kitsch que todo lo intoxicaba. Los grandes momentos del Rat Pack en Las Vegas son una protesta que quiere pasar por entretenimiento de gente beoda y mafiosa, son la pura exaltación de una anarquía vestida de esmoquin. Dean Martin era el antihéroe maldito que el capitalismo de club se afana por reducir a clown mesocrático. Por suerte, siempre se le notó el dolor. Cuando probaron la política, fascinados por JF Kennedy, algunos del Rat Pack se pegaron el trompazo. El artista es un ingenuo nato ante los dilemas que ensucian las manos del gobernante y lo hacen decepcionante.
Dicen, en este documental, que Martin demuestra como nadie que ser cool significa, por encima de todo, ser auténtico. Una autenticidad que lo hacía imprevisible y, por lo tanto, peligroso. He ahí el verdadero significado de ser cool, contra tantos malentendidos. Después, la palabra auténtico se ha manoseado tanto que convendría aparcarla. Para mantener este talante cool, el actor y cantante italo-americano hizo varios viajes a su pasado, al clan familiar, a la lengua materna, al origen. Desde allí, recargaba las pilas para mantener en forma su personaje. Entonces, he pensado en Raimon –otro auténtico–, el que ha cantado y ha fijado en la memoria popular aquello de “qui perd els orígens perd identitat”. Xàtiva o Steubenville (Ohio) eran el silencio, la periferia de la periferia, el lugar de donde el artista sale para comerse el mundo y el lugar a donde regresa para reencontrar la materia que lo vivifica y hace diferente.
Lección: ser cool es convertir lo que llevas más adentro en el artificio transparente que te hará –digamos– universal.