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Francesc-Marc Álvaro | Gernika y los de Vox
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10 abr 2022 Gernika y los de Vox

Santiago Abascal, líder de Vox, lamenta que Zelenski se haya referido al bombardeo de Gernika en su discurso al Parlamento español. En su opinión, el presidente ucraniano debería haber hablado de la matanza de Paracuellos, los asesinatos de ETA o la invasión napoleónica. No deja de ser revelador que el recuerdo de la ignominia perpetrada por la aviación de Hitler para ayudar a Franco en la Guerra Civil incomode a unos ultras que rechazan la etiqueta de neofranquistas y pretenden ser portavoces de una agenda nueva. He dicho que la rechazan, pero, a la vez, la asumen (y la muestran cuando les parece bien) porque saben que esa identidad nostálgica y autoritaria les permite sumar votos y generar simpatías. Que se les note un vínculo con el franquismo es un plus competitivo frente al PP, que tiene una relación mucho más complicada con la memoria de la dictadura, en tanto que derecha que se pretende homologable a sus correligionarios europeos, todos ellos antifascistas gracias a la Segunda Guerra Mundial. Basta con seguir a los democristianos alemanes para entender lo que aquí no se ha hecho­.
 

Es revelador que el recuerdo de la ignominia de Hitler incomode a los ultras

 
Así las cosas, no está de más recordar que los de Abascal estarán en el gobierno de Castilla y León con los de Núñez Feijóo, y que los ultras ya han anunciado que se cargarán el decreto autonómico de Memoria Histórica vigente desde el 2018, para sustituirlo por una supuesta “ley de concordia”. El futuro vicepresidente regional, de Vox, ha declarado: “Vamos a dejar de utilizar la historia para dividir a los españoles”. Traducción: se han acabado las políticas de memoria y se promoverá un relato revisionista sobre la Segunda República, la Guerra Civil y el franquismo. En la región, hay más de 500 fosas con restos de represaliados de la dictadura. Con todo, el Ejecutivo autonómico no se romperá por eso. Durante el mandato de Rajoy se congelaron todas las políticas de memoria, so pretexto de que “no hay que reabrir heridas”.
 
Pero nada es casual. En el 2004, el ministro socialista Bono tuvo la ocurrencia de hacer desfilar en plano de igualdad, en la parada militar del 12 de octubre, a un exsoldado republicano y a un veterano de la División Azul, que luchó al servicio del Tercer Reich contra los soviéticos. Son estas simetrías perversas las que han preparado el terreno al neofranquismo desacomplejado de Vox.

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