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Francesc-Marc Álvaro | La llave de Bolívar-Bismarck
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23 dic 2019 La llave de Bolívar-Bismarck

Estamos llegando al cabo de la calle. Si no se tuerce, habrá un gesto de la Abogacía del Estado que servirá para que ERC se abstenga y, de esta manera, permita la constitución del nuevo gobierno de PSOE y Unidas Podemos. Desgraciadamente, el Tribunal Supremo no pondrá en libertad a Junqueras, como tiene claro el mismo interesado. Conclusión: empieza ahora un nuevo relato de ERC que combinará el pragmatismo institucional, el diálogo sobre el conflicto, el frente europeo judicial y las movilizaciones pacíficas.

Como ha manifestado su último congreso, los republicanos asumen que esto es una carrera de fondo, que ganará –dicen– quien más resista y muestre una estrategia más ordenada y clara. Realismo y luces largas. La dirección del partido intensificará la pedagogía entre las bases y cuenta con la autoridad reforzada de Junqueras, que tiene la llave de la gobernabilidad española guardada en la celda de Lledoners, algo tan insólito que sólo es posible porque el PSOE ha entendido que cualquier otro camino sería mucho peor. Iglesias pone un cemento indispensable para aguantar

Junqueras, que tiene la llave de la gobernabilidad española guardada en la celda de Lledoners

En 1918, tiempos convulsos, Niceto Alcalá-Zamora le dijo a Francesc Cambó: “Usted debe escoger entre ser el Bolívar de Catalunya o el Bismarck de España, pero es imposible que quiera ser las dos cosas al mismo tiempo”. La frase se ha aplicado a varios dirigentes nacionalistas catalanes, también a Pujol, en su momento. La diabólica superposición de acontecimientos relacionados con el proceso soberanista ha convertido a Junqueras en un inesperado Bolívar-Bismarck sin precedentes, capaz de hacer ambos papeles sin chirriar y capaz de romper los muros de la cárcel con su influencia evidente en el tablero español. Imaginen un híbrido de Carod-Rovira y de Miquel Roca, a quien las circunstancias han puesto en el centro de la pista. Sorpresa.

La sentencia del Tribunal de Justicia de la UE que da la razón a Junqueras sobre su inmunidad como eurodiputado (y que nos recuerda que el conflicto catalán es también un problema continental) ha servido para agrandar la discordia estratégica dentro del bloque independentista. Algunos tuits ponen en evidencia la degradación de las relaciones entre los dos socios en el Govern, cohabitación terminal. El rebote de la sentencia reanima el protagonismo de Puigdemont, que dispondrá de la Eurocámara para proyectarse como líder de JxCat y cabeza de lista en las autonómicas, buscando un efecto parecido al del 21-D del 2017. Pero han pasado dos años y el ambiente es otro, lo cual obligará a Puigdemont a plantear un discurso menos táctico y a elaborar una estrategia digna de este nombre. Al margen del recorrido judicial de la inhabilitación del president Torra, Waterloo podría querer ahora que las elecciones al Parlament se celebren muy pronto, para aprovechar el impulso de un momento dulce.

ERC ha hecho su apuesta. JxCat, también. Los electores tendrán que decir –bajo una previsible lluvia de reproches y acusaciones– quién les merece más confianza para conducir la nueva etapa

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