03 oct 2021 Voté sí

Fui y voté sí. Hace cuatro años, ante el referéndum unilateral, decidí hacer lo mismo que habría hecho si la consulta hubiera sido pactada como en Escocia. Pero sabía –lo sabía mucha gente– que el resultado que saldría de las urnas no sería reconocido por ningún Estado ni organismo internacional. Esa jornada, una parte de la cual la pasé trabajando en los medios como me corresponde, temí que mis familiares y amigos fueran golpeados por las fuerzas de seguridad desplegadas por el gobierno de Rajoy. La visión de las cargas policiales me confirmó en una idea: he sido expulsado de toda noción de españolidad por los separadores, no me queda otra opción que imaginar una Catalunya futura tan soberana como lo es cualquier Estado miembro de la UE.
 
He sido y soy crítico con ­muchas decisiones y actitudes de los políticos independentistas. Eso me ha costado algunas amistades y algunas reyertas, sobre todo en las redes. No me quejo ni me arrepiento de ello: volvería a votar sí en el referéndum y volvería a criticar a aquellos que siento más próximos. Mi opción como ciudadano no suspende mi voluntad de comprensión analítica de una realidad compleja. El autoengaño no sirve para hacer política, también lo digo por los fans de Llarena y por esos que, desde Madrid, no hacen ningún ­tipo de autocrítica.

He sido expulsado de toda noción de españolidad por los separadores

 
Aquel 1-O, muchos catalanes vivimos un momento especial. No era toda Catalunya, pero era un país tan real como el de los que se quedaron en casa. ¿Por qué llegamos a esa situación? No fue por un capricho. Mucha gente quiso decir “basta”. Basta de sentirnos tratados como españoles de segunda, basta de tener que pedir perdón por ser como somos.
 
Aznar nos ha recordado que, más allá del procés , el conflicto sigue abierto. Él piensa, como muchos, que España no es “un Estado plurinacional, ni un Estado multinivel, ni la madre que la parió”. Los separadores crean a los separatistas, siempre es así.