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Francesc-Marc Álvaro | Qui té por del president?
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25 jun 2012 Qui té por del president?

La política europea de emergencia ha convertido la política española en un patio muy pequeño. La figura de Rajoy, tan errática y tan parecida a Zapatero, todavía empequeñece más este paisaje. En este contexto, hablar de una agenda española que sea algo más que evitar el trompazo da risa. El PP gestiona una batalla para la cual, obviamente, no había nadie preparado. El Madrid que nos llega es un nido de rumores sobre la capacidad del presidente español de actuar en una obra que es trágica y exige protagonistas dispuestos a no pensar en la posteridad.

Mientras pasa todo esto, la Catalunya política es un espacio que se afana por no ser completamente reducido a periferia de la periferia. Artur Mas sale fuera para luchar contra esta reducción del terreno de juego mediante una diplomacia basada en la cultura y los negocios, una continuación de los viajes pujolianos que permitían explicar Catalunya y sus virtudes a todos aquellos que nunca habían oído hablar de Catalunya. Pujol hacía de estadista sin Estado propio y Mas hace de estadista que no quiere tener nada que ver con el Estado español. Es una diferencia sustancial que consiste en evitar que confundan la sociedad catalana con la de la fiesta perpetua que tanto fastidia a los alemanes. «Nosaltres no som d’eixe món», canta Mas. Y, para remachar, anuncia una gira europea para explicar el déficit fiscal de los catalanes.

No sé si las élites catalanas valoran lo suficiente los esfuerzos del presidente Mas por evitar que una imagen pésima de España entre los socios europeos haga mucho daño a los intereses de una sociedad que Madrid trata siempre bajo sospecha. No sé si las élites catalanas han comparado lo bastante el liderazgo de Mas y Rajoy antes de hacer según qué juicios sobre las apuestas del máximo dirigente de CiU. No sé si las élites catalanas se dan cuenta de que Mas ya no puede responder a las viejas lógicas de la renuncia revestida de responsabilidad cuando, en la Moncloa, la responsabilidad es un concepto que se pudrió esperando los resultados de las elecciones andaluzas. Las élites españolas no se fían de Rajoy porque no llena el cargo y las élites catalanas no se fían de Mas por todo el contrario: porque hace de presidente de Catalunya sin miedo.

Mas es fiel a su agenda. La agenda política catalana tiene como columna vertebral la reclamación del nuevo pacto fiscal. Eso es bueno porque genera consensos amplios y malo porque, según quien lo explique, es una barrera contra la tentación independentista o un interruptor para la secesión. Para unos, el pacto fiscal significa más comodidad para continuar en España y para otros un paso definitivo para tomar el camino del adiós pacífico y democrático. El malentendido es de unas dimensiones gigantescas y responde a una sociedad que todavía no ha entendido el momento histórico.

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