ajax-loader-2
Francesc-Marc Álvaro | Futur escocès o talibà
4952
post-template-default,single,single-post,postid-4952,single-format-standard,mikado-core-2.0.4,mikado1,ajax_fade,page_not_loaded,,mkd-theme-ver-2.1,vertical_menu_enabled, vertical_menu_width_290,smooth_scroll,side_menu_slide_from_right,wpb-js-composer js-comp-ver-6.0.5,vc_responsive

05 may 2014 Futur escocès o talibà

A finales de octubre del 2001, todavía bajo el impacto de los atentados del 11-S, el expresidente de EE.UU. Bill Clinton pasó por Madrid y Barcelona. En la capital catalana, pronunció una conferencia ante 2.700 personas y, después, cenó con 200 selectos miembros de las élites económicas y políticas. El gran titular que Clinton dio fue: el futuro del mundo «será catalán o talibán». Añadió que Catalunya es «un modelo de diversidad», un ejemplo de cómo saber mantener la diferencia que «ha dicho no al separatismo, la violencia y el terrorismo» mientras «las diferencias son lo único que cuentan» en el modelo talibán. Era una manera de propugnar la sociedad abierta frente a las sociedades regidas por el fanatismo y la tiranía.

Entonces, el nacionalismo catalán ganaba fácilmente todas las comparaciones con el islamismo radical, nos habíamos quedado en lo de «Pujol, enano, habla castellano». Clinton regaló los oídos de los indígenas, y las empresas que lo habían contratado -por 215.000 dólares limpios de impuestos- estaban encantadas. Estaría bien hacer un experimento: volver a traer a Clinton a Barcelona para ver qué dice hoy. Pero que viniera gratis. Para evitar suspicacias y para que su criterio no se pudiera confundir con el de sus patrocinadores, fuera quien fuera. Quiero decir, que no le traiga ni SCC o el Círculo Ecuestre ni la ANC o Òmnium Cultural. Por cierto, si el admirado colega Joaquín Luna persiste en frecuentar a su amiga independentista, seguro que acabará enterándose de que Òmnium no considera que el problema de Catalunya sea el bilingüismo sino el intento sistemático de los gobiernos de España -caso de la ley Wert- de convertir el catalán en residual.

En el 2001, Clinton describió el mundo talibán como un lugar de «reglas implacables», un lugar «sin preguntas». ¿Quien exhibe, ahora y aquí, reglas implacables? ¿A quién dan miedo, ahora y aquí, las preguntas? Me gustaría que el expresidente actualizara su discurso. El modelo catalán sigue diciendo no a la violencia y al terrorismo. Mientras, una parte creciente de la sociedad apoya un proyecto de Estado catalán independiente y una parte, todavía mayor, quiere ser consultada en las urnas. ¿Es catalán o es talibán impedir que la gente vote? En Escocia, votarán. ¿Seremos escoceses o talibanes?

Aquellos días en que nos visitó Clinton, Aznar encargó la ponencia del PP sobre «patriotismo constitucional» al catalán Piqué. A la vez, el Cercle d’Economia hizo un manifiesto donde decía que «la España que hoy necesitamos es un país plural, en el orden económico, político y cultural, vertebrado alrededor de varias capitalidades que compitan entre ellas en cuanto a iniciativas y dinamismo». Madrid no hizo caso al Cercle, Piqué ahora se dedica a los negocios y Clinton, si volviera, vería que es mejor que el futuro sea británico que español.

Etiquetas: